Era de noche y "día de casino", ahí estaba Kazuha y Scara. Scaramouche sentado en el regazo del mayor, meneando discretamente su cadera de manera erótica para él, Kazuha disfrutaba en silencio mientras ganaba su buena cantidad, dejando a los malos jugadores en banca rota.
― Hoy estuvo bueno, eh? ― comentó el pelimorado, dirigiendo su linda mirada al mayor.
― No me podía concentrar bien con tu culo apretándome. ― rió luego de ver al índigo sonrojado.
― Ugh, entonces no lo hago más. ― amenazó, Kazuha se negó rápidamente con la cabeza y agitando sus manos.
― y qué piensas hacer? meterte en tu cuarto a jugar como siempre? ― Iba jugueteando con sus manos mientras le conversaba.
― Pues, sí. ― contestó en seco, no dirigió su mirada al mayor, aunque sabía la reacción molesta que tenía, podía apostar que se molestó por su tono de voz.
Siguieron su trayecto hasta la casa, donde Kazuha se recostó a dormir y Scaramouche se quedó jugando videojuegos hasta altas horas de la noche. A la mañana no despertó ninguno de los dos temprano, aunque el albino fue el primero en levantarse fue a despertar al tonto y sensual compañero que metió a su casa como si nada.
― como no despiertes, no te follaré hoy. ― sonrió victorioso al ver a un rápido Scaramouche levantarse de mal ánimo.
― vamos.. no pueden ser cinco minutos más? ― se quejó somnoliento mientras se restregaba uno de sus ojos, de mala ganada se levantó y tomó desayuno, aún se podía decir que era temprano como para desayunar.
El índigo miraba los cereales con los ojos un tanto cerrados, Kazuha podía jurar verlo caer en el tazón de leche y empaparse toda la cara, sonrió y acarició su cabeza.
― oye Zuzu.. ― balbuceó el índigo. Inmediatamente un maullido desde la mesa al lado de la tostadora se hizo oír. ― Tu no, el otro Zuzu. ― miró al gato, quien seguía maullando.
El albino sonrió y se sentó junto al menor, mirándole la cansada mirada.
― Miau. ―
― ... ― solo se dedicó a hacer un gesto de "¿es en serio?" y suspiró. ― Puedo dormirme en tus brazos? ― se mordió el labio, ansioso de una respuesta.
El albino fingió pensarlo, cerró los ojos y ladeó la cabeza, tal como los dibujos animados que solía ver de pequeño.
― bien, como quieras. ― Se levantó e hizo un movimiento con la mano para que el menor lo siguiese.
Se acomodó en el sofá frente a la televesión y la encendió a un volumen moderado, apenas se sentó cerca del albino cayó en sus brazos totalmente rendido. Acariciaba la cabeza del menor mientras veía una serie de un detective muy astuto, en la televisión todo se veía tan real, incluso las muertes en los casos que el Detective Heizou resolvía, aunque la trama de cada capítulo era divertida, Kazuha prefería la "Fabulosa fauna y flora y el arte de sus sonidos" , debido a su sensible oído, adoraba la idea de salir a diferentes lugares y escuchar con atención los sonidos de la naturaleza, por ahora, amaba oír los sonidos de gemidos y los típicos "aplausos" por relación sexual, los gemidos de Scaramouche eran música para sus oídos.
Mientras el detective descubría al culpable gracias a su intuición, el menor se levantaba de su siesta de una hora y media, mejor que nunca y completamente nuevo.
― Aah, qué bien dormí. ― sonrió energético y se levantó, mirando al mayor quien también había caído rendido al sueño.
― Vaya.. ―
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Estaba holgazaneando en la cocina mientras el mayor seguía durmiedo "hasta cuando dormirá?" son preguntas que en su mente se hacía, aun vez se aburrió de no hacer nada comenzó a cocinar la cena.
― Veamos.. pan tostado.. ― cortó el pan por la mitad y prendió la cocina, mientras la pequeña parrilla se calentaba iba cortando los demás panes.
Era muy listo en hacer distintos tipos de comidas, según lo que recordaba, le solía hacer sopas a su madre y increíbles cenas cuando estaba enferma. Todavía recordaba la razón de su enfermedad, desde que su mujer, Yae Miko falleció en un accidente en la librería en la que trabajaba, cayó en depresión y no pudo salir de está, eso provocó que su cuerpo se pusiera débil y enfermase gravemente.
Mientras veía sacaba los panes, podía sentir aquellas lágrimas del recuerdo, a pesar de que su madre no fue la mejor, la quería mucho y siempre le tuvo respeto. Respiró hondo y terminó de hacer la cena, ordenó la mesa colocando uno de los finos manteles que habían en la casa, color crema con hojas otoñales por los bordes y unos platos comunes y corrientes. También, preparó un plato de pollo con carne para Zuzu.
Fue al baño a limpiarse la cara, se la lavó con agua y un poco de jabón para la cara, se miró al espejo unos segundos admirando su hermosa cara, jugueteó haciendo muecas atrevidas y luego salió como si nada. Se acercó al sofá donde seguía dormido el mayor y al oído le habló.
― A despertar.. ― un tono de voz dulce hizo despertar en unos segundos al albino, quien se estiró y bostezó apenas abriendo los ojos.
Se acomodó para sentarse en el sillón y miró al índigo sonreír, le sonrió de vuelta y se levantó, tomándose la espalda para estirarse y hacerla sonar.
― Woaah, buenas tardes Scara. ― Scaramouche se levantó y sin decir nada lo guió hasta la cocina.
Quedó boquiabierto al ver la mesa tan ordenada con el pan en la mesa y distintos aderezos para untar, Scaramouche sonrió orgulloso e hizo una pose demostrándolo.
― También, le hice un delicioso y nutritivo pollo a tu gato, Zuzu! ― apuntó con la mano al gato comiendo.
― Wow.. gracias Scara. ― Le sonrió y acarició su mejilla. ― por qué no me despertaste? ―
― Te veías cansado.. así que decidí hacer cosas por mi cuenta y.. ― abrió un tanto los ojos y golpeó al albino. ― Estúpido que me viste la cara de inútil?! ―
Se rió por lo bajo y negó con la cabeza. ― No, no. Me refiero a que nunca habías hecho algo así aquí. ― Scaramouche bufó.
― Pues.. puedo hacerlo muchas veces! ―
― Seguro..? ―
― Si! ―
― No. ―
― ¡¡¡Si!!! ―
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