Capítulo seis

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La noche estaba tranquila, en la calle no había demasiado ruido de autos y solo se escuchaba el ruido de la lluvia golpeando contra el pavimento. Lo único audible en ese departamento eran las teclas de la computadora de cierta alfa pelinegra, se encontraba armando el próximo examen de sus estudiantes, no faltaba nada para terminar las clases y por lo tanto debía cerrar la nota definitiva.

Ella solamente daba clases en los cursos de quinto y sexto año de secundaria, en total tenía casi cincuenta alumnos. A veces por el cansancio se les mezclaban los temas que le daba a cada año, se confundía con los nombres o se les olvidaba. Al llegar a su hogar, se sentaba en su escritorio a corregir y programar exámenes, programar clases o llenar planillas hasta la hora la cena.

Suspiró y estiró su espalda soltando un quejido, sus huesos crujieron al igual que su cuello. Dios, realmente necesitaba la llegada de las vacaciones.

El llanto de un bebé la hizo levantarse rápidamente de su silla, caminó rápidamente por el pasillo hasta la habitación de su cachorra, encendió la luz y se acercó a la cuna donde la pequeña se removía mientras lloraba. La tomó entre sus brazos y apoyó su cabecita en su hombro.

—Tienes hambre, ¿no es así?—Murmura sobando su espalda, la pequeña refregó su naricita en el cuello de su madre y su llanto calmó un poquito—Bien, iremos a despertar tu mami.

Chaeyoung salió de la habitación de su hija y entró al suyo donde divisó a la omega dormir plácidamente dándole la espalda a la puerta, se sentó a su lado y prendió la luz del velador. Movió su hombro levemente logrando que Mina abandone el mundo de los sueños.

—¿Chae? ¿Qué le pasa a Haewon?—Pregunta frotando uno de sus ojos a la vez que se sentaba en la cama.

—Tiene hambre, cosita.

Mina asintió con la cabeza y tomó a la bebé entre sus brazos una vez bajó la enorme remera que usaba para dormir.

—¿Qué haces todavía vestida?—Frunce el ceño y ladea la cabeza encontrando el lado donde su pareja dormía intacta. Observa el reloj de su teléfono, suspira con cansancio—Chae... son las tres de la mañana.

—Ya lo sé, amor....

—¿Qué haces entonces? Mierda, Chae, estas descansando muy mal—Le reprocha.

—Trabajo, eso es lo que hago, Mina. Trabajar—Responde con la voz un poco tosca.

—Ya lo sé, amor, pero... no te estas cuidando y me preocupa—Murmura bajando la cabeza, observando a su hija alimentarse con sus ojitos mirando todo lo que puede.

La alfa suspira bajito y se acerca más a la omega acariciando su mejilla con cariño para después darle un corto beso.

—Prometo cuidarme mejor, cosita.

—Tampoco me gusta que lleves todo el peso... En cuanto pueda quiero volver a trabajar—Menciona.

—Si es lo que quieres, por mí bien.

Mina observó esos ojos que la tenían tan enamorada—Lo que quiero ahora es que te quites la ropa y vengas a dormir.

Son ríe—Todo lo que mi princesa diga.

Luego de hacerle provechito y dormirla, Chaeyoung dejó a Haewon en su cuna y volvió a su habitación donde su omega la esperaba para dormir. Tapó su cuerpo, cubierto simplemente por un brasier y unos boxers, con las suaves sábanas y atrajo el cuerpo de Mina hacia el suyo, la omega ronroneó a gusto por la cercanía y colocó una de sus piernas encima de las de su alfa.

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Era viernes por la tarde y Mina paseaba con Haewon por el centro de Seúl, tuvo que hacer unas compras y le pareció lindo estar un rato más fuera de casa. Estaban en otoño y no hacía tanto frio por lo tanto simplemente vestía con unos jeans, remera manga corta y una campera liviana que había colocado debajo del cochecito de su cachorra.

Cuidando a Son Haewon 「michaeng」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora