ii. freak.

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⛧ AU! Universo alternativo, nada que ver con la serie de Sonic Prime.
⛧ One-Shot; 737 palabras.
⛧ Temas delicados como las autolesiones y el suicidio, se recomienda discreción.
⛧ Lenguaje soez.
⛧ Angst + Final abierto.

Nine comprendió que sus dos colas no eran lo único que lo hacía un fenómeno. Y lo peor, es que Sonic correrá las consecuencias.

Dos líneas

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Dos líneas.

Nine sintió sus ojos humedecerse, pero no de felicidad, sino de miedo.

Llevó una mano hasta su boca, sin poder asimilar el hecho de que había una pequeña criatura viviendo en su vientre desde hace dos semanas.

Lágrimas comenzaron a desbordar de sus orbes azul pálido y comenzó a soltar pequeños hipidos.

Sus piernas no aguantaron, y simplemente se echó a llorar sobre el piso del baño sin poder hacer nada por controlarse. Agradecía que Sonic y su hermano no estuvieran en la casa en ese momento.

Resulta que sí había algo más de fenómeno en él que esa estúpida cola extra.

Estaba frustrado, furioso consigo mismo. Todo era su maldita culpa, si tan solo no fuera un fenómeno, nada de esto estaría pasando.

Sonic amaba su libertad, nunca quiso quitarle eso. Sentía que, si dejaba vivir a la criatura, lo estaría atando a algo que él no quería. Mierda, ¿cómo se supone que se lo iba a decir?

Sus pensamientos se hicieron una maraña tratando de buscar una solución a su situación, tanto así que su cabeza comenzó a hervir.

Los minutos pasaban y no se le ocurría nada. ¿Y se hacía llamar a sí mismo un genio?

De pronto, una idea lo iluminó.

Por supuesto, era tan simple como no dejar vivir al bebé.

Con ese pensamiento enfermizo en mente, comenzó a buscar algo desesperadamente entre sus cosas. Necesitaba algo filoso.

En ese momento, no se cuestionó lo inmoral u poco ético que eso podría llegar a ser, solo quería llevar a cabo su idea.

Un cortaúñas.

Lo abrió y desplegó la lima de acero, observando por varios segundos su afilada punta.

Quizá, si presionaba un poco sobre su estómago, podría matarlo y problema solucionado.

Sí, eso haría.

Temblorosa y lentamente, llevó la punta hasta su vientre, pero no presionó.

Era consciente de la fuerza que debía aplicar, de otro modo solo se haría una herida superficial, pero por alguna razón, no lo hacía.

Sus manos sudaban y temblaban demasiado, ¿por qué? No es como si no hubiese hecho algo parecido antes.

Siguió así por varios minutos. La punta no hizo más que rozar su piel.

De pronto, arrojó el objeto de acero muy lejos mientras soltaba un grito de frustración.

—No puedo hacerlo.— Sollozó, acomodándose en posición fetal —No puedo...

—¡Nine, llegamos!

El corazón del zorro dejó de latir del miedo que sintió al escuchar la característica voz animada del erizo azul y la puerta principal de la casa siendo cerrada.

—Trajimos lo que pediste.— Se escuchó la voz de Tails, sin embargo, al igual que Sonic, tampoco obtuvo respuesta.

—¿Nine?

Mierda.

El vulpino contuvo la respiración, temiendo hacer cualquier ruido que delatara su ubicación, y con ello, su deplorable estado.

Sin embargo, la luz del baño era la única encendida en toda la casa, por lo que rápidamente el erizo asumió que debía estar allí.

—¿Nine? ¿Estás ahí?— Preguntó, aferrándose a la puerta con tal de oír algo, pero nada. Trató de abrir la puerta, pero esta estaba asegurada con pestillo —Nine, ¿estás bien?— Preguntó otra vez, ahora con preocupación. Necesitaba un indicio, cualquier cosa, que le asegurara que el menor estaba bien —Nine, háblame, por favor...

El hecho de que no le contestara no era muy alentador sabiendo que su pareja tenía antecedentes de autolesiones e intento de suicidio.

El zorro, sin poder aguantar más la respiración, dejó escapar un sollozo sin querer, lo suficientemente fuerte para que los individuos detrás de la puerta lo escucharan. Se maldijo mentalmente mientras limpiaba sus lágrimas frenéticamente, pero solo siguieron saliendo más.

—Nine...

—¿Quieres hablar? Estamos aquí para ti.— Habló Tails.

Finalmente, Nine abrió la puerta. No se molestó en tratar de ocultar sus lágrimas porque sus ojos rojos, mejillas húmedas y su pequeña nariz temblando lo delatarían de cualquier modo.

—Nine, ¿qué pasó?

Sin decir nada, el vulpino de las colas de metal lo abrazó. Sonic se quedó congelado, sabía cuánto detestaba el contacto físico, sin embargo, era él quien lo buscaba ahora. Algo realmente malo debió pasar.

—Yo lo siento.— Se disculpó en un sollozo —Lo siento, lo siento, lo siento...

—¿Por qué te disculpas?

—Sonic...

Tails llamó su atención. El cobalto giró en su dirección y vio con sus propios ojos la prueba de embarazo positiva en las manos enguantadas del ámbar.

Las pupilas de sus ojos se achicaron. Lentamente, volvió a girar hacia su pareja, incrédulo.

—Sonic, estoy embarazado.

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