En Blanco 🔥

120 14 0
                                    

SHIKADAI X INOJIN

La habitación estaba cerrada, el techo, las paredes y el piso son blancos al completo. La cama se ubicaba en el centro del lugar, su mesita de luz situada en su derecha mientras que una puerta que daba al baño se situaba a su izquierda.

Un escritorio en otro sector de la habitación junto a una silla y estantes con libros. Otra puerta situada al otro lado del lugar que era la salida. Por supuesto que esa puerta permanecía cerrada con llave siempre.

Shikadai se encontraba allí vestido de blanco total, sus negros cabellos permanecían sueltos y le pasaban sus hombros. Su verde mirada estaba vacía, sin vida alguna.

Su mente estaba igual que toda esa habitación, en blanco total. Sin el más mínimo recuerdo, solo sabía que su nombre era Shikadai. Respiraba entrecortado continuamente debido a la continua angustia que su alma sentía.

Estaba allí desde hacía un año mínimo, desde que fue atacado junto a sus padres por aquel enemigo de los Sabakus. Su madre había muerto, su padre se salvó pero quedó inutilizado ya que su pierna izquierda dejó de funcionar al cien por ciento.

Ahora solo podía caminar usando un bastón. En cuanto a Shikadai, el shock recibido al ver quién fue el atacante de su familia lo dejó así. Sin memoria y sin vida. Solo su padre podía ir a visitarlo y en verdad no lo reconocía.

Ino, como buena psiquiatra que era, lo estaba tratando desde que fue internado en esa clínica psiquiátrica. Era la mejor amiga del padre de Shikadai y la madre del amado de ese pelinegro que permanecía perdido en su mente. Inojin estaba desesperado por verlo, pero no podía hacerlo debido a que su madre se lo impidió.

No obstante, esa tarde decidió verlo si o si. Su madre accedió, debido a que pensaba que era lo mejor para su paciente. El rubio fue conducido a su habitación.

No bien entró abrazó a Shikadai con intensidad. Pero el pelinegro se quedó inmóvil y tenso. Inojin temblaba mientras lloraba. Había sentido tanto miedo por perderlo, tanta desesperación por volver a verlo que ahora no podía contenerse más.

- Por dios Shikadai, al fin puedo verte, abrazarte y saber que en verdad estás vivo.
- ¿Quién...quién eres tú?
- Inojin es mi nombre, por favor amor recuérdame. Por favor.

El rubio lloraba intensamente, no soportaba más estar lejos de esa belleza oscura. Shikadai lo abrazó con inseguridad al principio ya que su mente seguía en blanco. Sin embargo su alma había dejado de sangrar repentinamente. Ese rubio era el remedio que le hacía falta, aquello lo confundía bastante.

Sin embargo sabía que ese desconocido rubio era alguien importante en su vida, aunque su mente no lo recuerde, su alma si que lo recordaba y por primera vez en un año se sentía tranquilo. Aquella infernal angustia había desaparecido de su alma misma.

Inojin enterró sus dedos en esos oscuros cabellos, al tiempo que lo besaba con desesperación intensa. Shikadai fue dejándose llevar por sus instintos, y rodeó con sus brazos el cuerpo de ese rubio presionandolo contra si mismo. Cuando se separaron para respirar, Shikadai le susurró:

- Inojin, mi mente no te recuerda pero mi alma y mi cuerpo sí. Menos mal que viniste por mí. Te he necesitado y te sigo necesitando. Ayúdame a recordarte. Por favor.
- Eres el amor de mi vida Shikadai. Haré lo que sea por tí.

Ambos se abrazaron con ternura, negándose a separarse. Fuera tanto Shikamaru como Ino los observaban sonriendo, ya que eran testigos de la evolución de Shikadai. Era la primera vez, luego de un año entero, que alguien lo tocaba y él no se ponía histérico.

- Parece que tendrás que permitirle a tu hijo estar aquí junto al mío, Ino.
- Si, así parece.

Habían pasado dos semanas e Inojin no se movió de la habitación junto a Shikadai quien había empezado a recordar. El rubio en verdad era el amor de la vida del pelinegro, ya que solo a su lado y en sus brazos podía dormir en paz, sin pesadillas ni necesidad de ser drogado por los doctores.

Inojin estaba en los brazos de Shikadai apoyado en su precioso cuerpo, con los ojos cerrados y sonriendo sintiendo cómo sus brazos lo envolvían y le acariciaba su tórax. Cuánto lo amaba, pero tenía que contenerse para evitar hacer el amor debido a que no estaban solos.

El pelinegro lo besaba en el cuello negándose a soltarlo. Luego de unos minutos, Inojin volteó para verlo y volver a besarlo con amor. El rubio sabía que estar encerrado ahí estresaba a su amado, pero nada podía hacer. Nada de nada.

Shikadai abrazaba a Inojin, luego de besarlo, con fuerza  mientras respiraba entrecortado. Estaba desesperado por salir de ahí, ya no soportaba más aquel encierro.

— Ayúdame a salir de aquí Inojin, por favor te lo pido.
— Aún no puedes salir, todavía tienes que seguir encerrado.

Shikadai, sin soltarlo, cerró sus ojos y derramó lágrimas de intenso pesar. Solo quería alejarse de ese lugar para siempre. Pero ni su amado Inojin quería entenderlo. Sin embargo sabía que él jamás haría algo en su contra. Jamás.

Inojin pudo notar su cambio de humor al sentir cómo su cuerpo se ponía tenso.  Respiró profundo y se hizo soltar, odiaba tener que ser cómplice de su encierro. Sabía que a Shikadai nunca le gustó estar encerrado.

— Shikadai antes de que te dejen salir debes recordar todo tu pasado.  Empezaste a recordar y eso es bueno solo que....
— No es suficiente. Lo sé Inojin.

Pasaron varios días antes de que Shikadai recupere sus recuerdos y que su amor hacia Inojin crezca más aún. Cuando récordó al causante del accidente que provocó la muerte de su madre, supo que no fue a propósito. En verdad fue un accidente ya que se trataba de Choji, el mejor amigo de su padre quien murió también en el accidente. Su padre y él tuvieron suerte de seguir vivos.

Su dolor por la muerte de su madre lo desbastó, ocasionandole ese trastorno mental. Pero al fin pudo decirle adiós dejándola partir.  Sabía que su padre Shikamaru lo necesitaba como así también su amado Inojin. Cuando al fin fue dado de alta, vió a su padre y lo abrazó con intensidad.

— Haz perdido demasiado papá, ya es hora de que en verdad seas feliz. Perdóname por ser tan débil.
— Tranquilo hijo, recuperarte es mi mayor felicidad. Tu madre está bien en el otro mundo, más aún sabiendo que tú y yo estaremos bien aquí.

En tres días Shikadai cumplía diesciocho años, Inojin ya los había cumplido hacia dos semanas. Al fin podrían casarse y vivir juntos. Cuando estuvo fuera, Shikadai respiró bocanadas de aire renovandolo en sus pulmones. En verdad era libre y feliz. Formaría su propio familia junto a su amado dorado quien no podía dejar de reír.

Fuera Boruto y Mitsuki los aguardaban con sus acostumbradas sonrisas. Sus amigos jamás dejaron de  apoyarlo. Shikadai era afortunado en verdad. Sus días oscuros habían quedado atrás definitivamente.

FIN

FIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
 Shikadai x Inojin ~ Shikadai x BorutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora