UNO

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La mirada de la secretaria frente a mi me intimida

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La mirada de la secretaria frente a mi me intimida. No soy fácil de intimidar. Pero la señora frente a mi de unos 60 años está fija en mí, no mueve ni un músculo de cara y no desvía la mirada, me hace sentir cómo si ella supiera que estoy apunto de hacer algo malo o ilegal, aunque intenta parecer aburrida frente a mi se que hay mucho detrás de esa mirada.

Hace unos años, cuando estuve en París, me crucé con muchas miradas parecidas a esa. Por fuera lucen cómo si estuvieran aburridos, cómo si no quisieran estar ahí conmigo, pero sé que no es así. Esa mirada siempre trae consigo cosas malas.

"Granger, Hermione." Mi atención por fin se aparta de la mujer. "Por aquí, por favor." La sonrisa cálida de la mujer –que aparenta mi edad– es refrescante después de media hora sentada sin moverme ni un milímetro sintiéndome arrinconada por una anciana.

A veces me pregunto si solo es mi pasado, si es mi cerebro que juega en contra de mi para hacerme pasar un mal rato, que no me deja descansar ni bajar la guardía en ningún momento del día o si enrealidad desarrolle algún tipo de instinto con los años y de verdad puedo leer a las personas.

No es la primera vez sucede algo así, me he encontrado a mi misma siguiendo con la mirada a más de un desconocido, con mi corazón descontrolado, imaginando cuántas cosas horribles están planeando. Ginny se ha burlado de mi un sin fin de veces, lo cual me molestaba, pero cuando esa burla cambió a preocupación desee con todas mis ganas que las bromas regresaran.

Clarisse, la asistente que me guía entre los pasillos, habla animadamente, tengo es esforzarse en dejar de analizar sus movimientos y gestos para poder poner atención a lo que me dice.

El mundo ha cambiado en los últimos cinco años, después de la larga guerra que se extendió a todo Europa el mundo se dedicó a cambiar un sin fin de leyes y normas para tener un mejor control si es que algún día nos encontrábamos en la misma situación. La política de cero tolerancia a la discriminación fue tomada son severidad haciendo que miles de familias sangre puras perdieran miembros y riqueza, por el otro lado el sistema de gobierno también había cambiado. Cada continente contaba con un solo ministro, tenían la esperanza de unir a los países al tener a una sola persona a cargo.

Pura. Mierda.

Debido a que nuestra gente había ganado la guerra, y de que Harry Potter se había convertido en el Maestro de la Muerte, el ministro mágico se encontraba en Londres. Agradecí a Merlin profundamente por eso.

Que el Ministerio siguiera estando en Londres solo aligeraba mi trabajo.

Clarisse me dedicó una sonrisa antes de retirarse. Ella era nueva, el mes pasado, cuando había traído todo el papeleo de San Mungo, me había atendido una persona diferente, un hombre, pero no recuerdo su nombre. Tampoco recuerdo quién fue antes de él. Ni al anterior. El personal cambia seguido, otra norma nueva.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 𝐑𝐮𝐧𝐬 𝐈𝐧 𝐍𝐨𝐭𝐫𝐞 𝐃𝐚𝐦𝐞 |DXHXH|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora