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ZOE

Llegué a casa y esperé su mensaje. No estaba muy segura de sus intenciones. En un principio fue borde conmigo y ahora intentaba ayudarme a salir con un chico y quedar conmigo. Era extraño.

Estaba tumbada en mi cama mientras veía una serie cuando me llegó su mensaje.

"Estoy en la puerta del insti. Estate aquí en 20 minutos."

Era un poco directa y borde, pero aun así me caía bien, así que me puse un vestido y salí de casa. Era un vestido negro de manga corta, y tenía una obertura en la pierna izquierda. Normalmente, no me solía arreglar tanto para ir al instituto, pero sí para salir y hacer planes los findes.

Llegué antes de lo previsto y Nerea se sorprendió. Ella iba con el pelo recién planchado y no llevaba nada de maquillaje. Aun así se veía perfecta. Llevaba puesto un vestido de manchas lilas corto y en su mano derecha sostenía una bolsa.

- Hola, - la saludé - ¿qué tienes pensado hacer?

- Vamos a mi casa. Iremos en patinete. - Me señaló un patinete eléctrico del que no me había dado cuenta de su presencia.

Sin decir nada más, se subió e hizo un gesto con la cabeza para que me colocase detrás de ella. La agarré de la cintura para no caerme y subí ambos pies.

- ¿Esto no es ilegal? - le dije a la oreja.

- Estamos en un pueblucho donde da gracias si ves algún abuelo por la calle. No pasará nada. - Soltó una carcajada, y se giró a mirarme con una sonrisa de lado.

Arrancó y me asusté. La agarré más fuerte. Nunca había montado en patinete eléctrico. Pero después de unos segundos me sentí bien. Sentía como el aire me bufaba el pelo. Sentía el pelo de Nerea en mi cara. Y sin darme tiempo a reaccionar, ya estábamos en la puerta de su casa. Me bajé del patinete y ella lo hizo también.

- Hemos llegado.

-¿Y cuál es el plan?

- Pasa y te explico. - Abrió la puerta y me hizo pasar. Me encontré con un pasillo lleno de cuadros por las paredes. La mayoría eran de una niña pequeña de ojos verdes. Rápidamente, di por supuesto que era ella. Era demasiado bonita. Pasé lento por el pasillo para poder verlo todo. - Vamos, no te quedes ahí parada. - Tomó mi mano y me arrastró escaleras arriba. Llegamos a su habitación. Era preciosa. Tenía paredes blancas, con algunas estanterías en forma de cuadrado. Un armario gris de doble puerta, un escritorio y una cama individual. En el techo había luces led, y el suelo estaba cubierto de alfombra gris. Algunas plantas artificiales caían de las estanterías, y desde su ventana entraba mucha luz. Justo en frente de la cama, había una tela blanca enganchada a la pared. Yo no paraba de dar vueltas sobre mí misma contemplándolo todo. Cuando por fin paré, Nerea estaba en el escritorio montando algo.

- ¿Para qué es esto? - Señalé la tela.

- Vamos a ver una peli. Me miró sonriendo y yo salté de la emoción.

- ¿Cuál? Espero que no sea de acción, las odio.

- Tranquila, es mi película favorita. Es de dibujos animados, seguro que te gusta. - Encajó la última pieza y colocó el proyector que había estado preparando.

Se sentó encima de la cama, apoyándose en el respaldo y yo la imité. Me tapó con una manta suave y le dio al reproductor.

Ya había visto la película, se trataba de inside out, pero a mí también me encantaba y no dije nada al respecto. Trataba de moverme lo menos posible para no hacer la situación incómoda, pero ella no ayudaba. Llegamos a una parte triste de la peli y la miré. Ella me vio los ojos vidriosos y me dio la mano para calmarme.

Yo entré en pánico y me puse a sudar.

- Voy al baño. ¿Dónde está? - Le solté la mano y me levanté de la cama.

- Es la habitación de al lado.

- Vale gracias, enseguida vuelvo.


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