capítulo 1: introducción

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-Tú no lo entiendes, Quinn- dijo una Rachel Berry completamente desmoronada en llanto. -Yo lo quería... lo quiero ¿por qué me traiciono así?

-No lo sé, Rach- la tranquilizaba su amiga abrazándola con fuerza. -Shh... no llores más.

-No puedo, Quinn. No puedo- negaba la morena. -¿No entiendes que lo quiero?.

Quinn no dijo nada, simplemente se aferro más a su mejor amiga y dejo que ésta le empapara su camiseta con su llanto incontrolable.

Sentía el deseo irrefrenable de ir al departamento de Jesse St. James y matarlo con sus propias manos, borrarle su estúpida sonrisa de una bofetada. ¿Cómo había sido capaz de lastimar a Rachel de esa forma? ¿Cómo fue tan idiota de buscar a otra mujer teniendo a Rachel Barbra Berry entre sus brazos?

No mal entendieron la situación, Quinn Fabray no estaba enamorada de Rachel Berry, para nada. Bueno, al menos no ahora, o quizás si, ¿Quien sabe?. Lo que en realidad sucedía era que, desde que se habían hecho amigas, poco más de cinco años, la rubia se juro así misma no dejar que nada ni nadie lastimase a la que ahora era su mejor amiga. Demasiado ya lo había hecho ella a lo largo de sus años de instituto. Se juro asi misma no dejar que una lagrima volviera a salir de los hermosos ojos marrones de Rachel Berry, pero ahora allí estaba, consolando a su amiga por que el infeliz de su novio le había sido infiel.

*Flashback*

Rachel Berry caminaba por la vereda de la calle que la llevaba cada día a su tan preciado teatro donde, a sus 23 años, estaba protagonizando lo que sería la próxima comedia musical de Los Locos Addams en el papel de Merlina. Una nueva apuesta del teatro, completamente nueva y que ella tenía el placer de ser participe.

Los ensayos de ese día habían terminado y, como cada noche, su fiel e incondicional mejor amiga Quinn Fabray caminaba junto a ella comentando las cosas que le sucedieron en ese día. Iban rumbo al departamento que compartieron ambos muchos meses atrás, antes de que Rachel decidiera irse a vivir con su novio, y que ahora solo pertenecía a Quinn. Iban hablando entre risas, producto de una de las anécdotas de la rubia, hasta que algo le borro la sonrisa convirtiéndola en una expresión de desconcierto, sorpresa e ira contenida.

Del otro lado de la calle, a poco menos de cien metros, se encontraba Jesse St. James, el novio de su mejor amiga pero no parecía estar solo. Estaba acompañado de una chica rubia y alta que Quinn reconoció como una de las ex compañeras del chico en la universidad.

Jamás le cayo bien St. James, pero aún así hacia su mejor intento de mantener una relación cordial por Rachel, pero lo que estaba haciendo el chico en ese momento sobrepasaba los límites. Besarte con otra chica que no es tu novia estando a poco menos de cien metros de ti no es lo correcto.

-Q, ¿Estás bien?- cuestionó Rachel mirando a Quinn que parecía petrificada viendo a St. James. La morena iba a seguir el curso de la mirada de la rubia pero ésta reaccionó al tiempo y la detuvo.

-Sí, estoy bien, Rach. Recordé que no compren nada para cenar esta noche- mintió Quinn intentó alejar a su mejor amiga de la escena que se presentaba a su espalda. -Hay un supermercado cerca de aquí. Vamonos, Raquel.

-No- respondió la morena soltándose del agarre de manos de la cual Quinn la había hecho presa. -No es cierto. Fuimos esta mañana al supermercado, me pediste que te acompañara ¿Lo recuerdas?- recordó Rachel y Quinn se golpeo internamente por ser tan idiota. -Quinn, ¿Qué estás pasando?

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