capítulo 4: Amores del pasado

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morena y por el suyo propio. Algo en su interior le decía que había hecho bien en hacer esa jugada. Por la noche, y mientras sufría las patadas de Santana, se quedó pensando. Sabia que con esa frase que soltó después de la cena Rachel estaría llenas de dudas, no pasaría mucho tiempo antes de que le preguntara si aquello era cierto y ella con gusto le respondería que si, que estaba dispuesta a estar con una mujer pero lo que no le diría seria que la quería a ella ocupando ese puesto. Lo tenia decidido, la enamoraría, le demostraría que ella era todo lo que necesitaba para ser feliz. Rachel merecía ser feliz y ella se moría por ser la causante de esa felicidad.

Sabia que seria un trabajo duro, teniendo en cuenta de que Rachel aun seguía enamorada de St. James, ese idiota que para lo único que parecía que servia era para atormentarla una y otra vez. Pero estaba decidida a enamorar a la morena. Seguiría jugando el plan de amiga por que ante todo eso eran pero detrás de todo, y camuflado de amistad, poco a poco le iría entregando su corazón haciéndole saber que ella realmente la amaba y que jamas la lastimaría.

No sabía exactamente cuando empezó todo. Si fue en el verano antes de su último año en el instituto o si fue cuando estuvo en Connecticut. Aun se avergonzaba de haber llamado a Tyler por el nombre de Rachel. No tenia excusas para eso, no podía decir que ambos nombres sonaban iguales por que poco y no tenían nada que ver uno con el otro. Esa fue la última vez que tuvo sexo con Ty, después de ese desliz lo hablaron y el chico pareció entenderlo dándole el corte definitivo a relación. Collins tenía razón, su mente y su corazón estaban en Nueva York y ella poco y nada tenía que hacer en Connecticut, su relación con Tyler había terminado, Britt, Eleonor y Mike habían abandonado la universidad para iniciar una gira de baile alrededor de todo el país. Yale de repente empezó a parecerle aburrida, sin nada que la motivara y por eso mismo se había mudado a Manhatthan.

La única que sabía toda la verdad era Santana, quien había sido su confidente, hasta decir que su consejera, cuando empezaron las dudas respecto a su sexualidad. Dudas que operaron debido a cierta morena de piernas largas que aparecía cada noche en sus sueños. La misma que ahora la abrazaba por la cintura viéndola preparar el desayuno de esa mañana.

-Esto se ve realmente apetitoso- Indico Rachel con fingida inocencia alejándose de su amiga. Quinn se giró para mirarla con una ceja levantada. -Hablo del desayuno.

-Yo diría lo mismo... pero del trasero de Quinn- intervino Tyler entrando a la cocina pasándose la mano por el pelo y cara somnolienta. -¿Verdad, Santana?

-¡Oh, sí! Definitivamente, Quinnie podría terminar entre mis sabanas, sobre todo después de lo que dijo anoche pero eso seria incesto, ¿Cierto, rubia?- Santana busco complicidad con Quinn y la encontró con una sonrisa de lado mientras Tyler se acercaba a la rubia para abrazarla por la cintura y darle un tierno beso en la mejilla.

Aquella escena no le gusto para nada a Rachel. Se había olvidado ese particular detalle, el ex novio de su amiga se quedaría en el departamento a pasar unas semanas allí y si el primer día le daba un beso en la mejilla y la abrazaba por la cintura, ¿Qué le esperaba el último día? . Con disimulo se alejo de la cocina, necesitaba aplacar ese mal humor que se había instalado en su interior todo por culpa de Quinn y su ex novio perfecto.

Pensó que al regresar a la cocina para desayunar la escena empalagosa habría terminado pero se equivoco. Tyler estaba sentado al lado de Quinn bromeando mientras untaba una tostada y se la daba a la rubia en la boca que aceptaba gustosa el alimento. Hacían una pareja extremadamente hermosa, pero a pesar de todo la belleza solo era un plus, parecían compenetrarse uno con el otro más allá del físico.

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