02 de Octubre.
Y allí iba...
Tal y como casi todos los días, un pequeño niño rubio corría entre risas tan rápido como sus piernas se lo permitían, desparramando por todas partes la pintura roja que tenía en una pequeña lata que de milagro seguía en una de sus manos, siendo perseguido por un trío de shinobis furiosos que iban maldiciéndolo mientras intentaban no chocar con la gente que observaba la escena entre murmullos y miradas de desaprobación.
- ¡Nunca van a poder atraparme, de veras! - Gritó con una sonrisa, haciendo todo su esfuerzo para poder seguir corriendo. Había estado huyendo desde la gran montaña de los Hokages, llegando a la zona más concurrida de la aldea para poder perderse entre la gente.
Vió como aquellos tontos estaban más y más cerca de él, comenzando a preocuparse. Buscó rápidamente con su mirada una forma de salvarse, notando una oportuna carreta llena de frutas. Tiró la brocha y la pintura hacia los shinobis para que así enfocaran su atención en ello, cosa que funcionó a la perfección, por lo que sin perder tiempo empujó con todas sus fuerzas a la pobre carreta, tumbandola al suelo y haciendo que todas sus frutas obstaculizaran el paso. Los ninjas no lograron notar a tiempo la astuta trampa del niño, cayendo redonditos en ella, tropezando con un par de manzanas y naranjas, cayéndose vergonzosamente al suelo.
- ¡Maldito niño! ¡Regresa aquí! - Gritó uno de ellos, intentando ponerse de pie sin causar más daño a la mercadería.
- ¡Wujuuu! - Gritó eufórico, sacándoles la lengua para luego seguir corriendo hasta que finalmente logró su objetivo, perderse entre el gentío.
Logró esconderse cerca de un callejón, apoyando las manos en sus rodillas para recuperar el aliento. Eso había salido bien, por ahora... Sabía que debería enfrentar al Hokage más temprano que tarde, aunque tampoco era algo de otro mundo.
Cuando estuvo seguro de que ya no lo encontrarían más, salió de su escondite y comenzó a caminar de regreso hasta su casa. A cada paso que daba, podía sentir una gran tensión en el aire, viendo como varias personas se quedaban mirándolo con el ceño fruncido, murmurando cosas que por su propio bien no quería entender. Bajó la cabeza intentando no prestar atención a su ambiente, acción que fue muy estúpida de su parte, ya que terminó chocando contra algo.
Acarició su pobre cabeza en un intento de calmar el dolor que le había producido aquel golpe, mirando con molestia a lo que sea que lo había lastimado, soltando un grito ahogado de emoción. Había chocado contra un pequeño puesto de máscaras, hermosas mascaras con diferentes formas y colores que algunos ninja utilizaban para que sus identidades quedaran en completo anonimato.
Se quedó mirando una en particular. Una maravillosa máscara con forma de gato, tenía detalles en color rojo y era sólo un poco más grande que su rostro, dentro de unos años le quedaría perfecta.
- ¡Maldito! ¡Lárgate de aquí!
- ¿Eh...? - Estaba tan sumido en su propio mundo, imaginando con una sonrisa lo maravillosa que sería su vida si aún tuviera dinero para gastar en algo que no le servía para nada, que no se percató cuando el dueño del local se acercó hecho casi una furia hasta él, empujadolo tan fuerte que le hizo perder el equilibrio, cayendo en un charco de agua estancada al suelo.
- ¡Oye! ¿¡Qué te pasa así tan derrepente?! - Preguntó aún en el suelo, sintiendo como su valentía se iba a medida que aquel sujeto lo maldecía sin parar.
- ¿¡Por qué viniste aquí, peste?! - Gritó llamando la atención de todos aquellos que estaban cerca, acercándose para observar mejor la escena.
- ¡¿Por qué vine aquí...?! - Replicó intentando aparentar valentía ante todas aquellas miradas llenas de desprecio que se posaban en él. Sin embargo, el miedo de estar rodeado por tantas personas fue más fuerte que él, terminando por agachar la cabeza con pena. - Solo... Estaba viendo esa máscara...
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THE WAY OF A NINJA (SasuNaru)
FanfictionEsta historia comienza en la aldea de la hoja con un pequeño niño huérfano, Naruto Uzumaki, que tiene el sueño de convertirse en Hokague y así ganarse el respeto de todos aquellos que lo desprecian en la aldea. En su aventura, conocerá nuevos amigos...