Máscara contra cabellera

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Corazón grande, corazón pequeño

Capítulo 22: Máscara contra cabellera

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Se levantó más temprano que de costumbre, debido al frío que antecedía la nueva jornada laboral se puso un chal sobre los hombros. Estaba concentrada en zurcir algo, apenas tocó su reloj despertador, que sonrió contenta y sosteniendo aquello que fue objeto de las atenciones de la aguja y el hilo, lo levantó para mirarlo con más detenimiento.

Se cambió rápido como de costumbre, fue junto con Garibay al hangar y se subió al robot, de allí fue hacia la habitación de Sinem, lo mismo que todos los días, la rutina de esperar a que terminase de lavarse y vestirse no tuvo cambio alguno salvo el hecho que Joselyn tocó la puerta para pedir permiso.

—¿Qué sucede? Te ves muy contenta, como si planearas algo —dijo al ver a su amiga dentro de la cabina del robot, tenía el vidrio desplegado hacia atrás.

—¿Qué yo planeé algo? Planeamos querrás decir —corrigió y Sinem tragó saliva. Luego de que su abuelo le negara el permiso para jugar un partido de balón mano-once, que Joselyn le prometió que tendría un plan, uno mejor que involucrar mandar al gato a nadar en busca de ayuda—. Me costó mucho trabajo meter tanta tela en mi cuarto, pero tenía miedo de que si los pusiera en otro lugar, alguien los descubriría y no quería preguntas de las chicas.

—¿Tela? ¿Qué has estado haciendo? ¿Esto tiene que ver con el plan ese que me comentaste que tendrías?

—Claro, oye, espero que no te estés acobardando, recuerda que todo lo estoy haciendo por ti.

—Gracias, descuida, no me voy a echar para atrás, pero me quieres decir qué cosa hiciste.

—Para eso quiero que tomes un bolsón y me acompañes a mi cuarto.

—¿Dónde tú duermes? ¡No puedo hacer eso!, no sería correcto ir a la habitación de una chica.

—No seas niño, además, te doy permiso. ¿Qué te pasa? Se supone que los chicos de tu edad buscan una y mil excusas para meterse en el cuarto de las chicas.

—¡No digas eso! Bueno, iré, déjame buscar un bolso, ¿qué tan grande debe ser?

—No mucho, ese de allí estará perfecto... Te ves bien, vamos antes de que los pasillos hormigueen de robots, las chicas son tan curiosas.

Elevó un poco las cejas y sonrió con lo que dijera su amiga, sin perder tiempo, fue con ella, en efecto, se empezaban a escuchar los rumores del personal de la mansión, pero todavía no había un robot a la vista. Al llegar a la puerta, tuvo sus dudas.

—No es hora de ponerse tímido, pasa antes de que alguien nos vea—le dijo y le jaló del brazo.

Miró hacia todos lados, tratando de no mirar a Joselyn directo a los ojos, no fuera que el nerviosismo le traicionara.

—¿Y bien? ¿Qué te parece? ¿Primera vez en el cuarto de una de las sirvientas, digo, de una chica?

—No, yo ya estuve antes en el cuarto de mi tía, a veces suelo estudiar allí, me prepara a veces galletitas.

—Mette no cuenta —decía tratando de no reírse—, es tu tía, me refiero: ¿es tu primera vez? Digo, ¿habías entrado antes en el cuarto de una mujer?

—No, nunca, yo...

—Basta de bromas, solo te estoy pinchando. Mira hacia el rincón, no son sábanas.

—Ya veo, ¿por qué los cuartos de las sirvientas son de techo tan alto?

—Solo es mi cuarto, el de las chicas se ve normal. Seguro antes pertenecía a un gigante, por eso es tan grande. Agregaron un baño privado, ese es de mi tamaño. Bueno, no perdamos el tiempo, coge esas cosas y dime qué te parecen.

isekai: Corazón grande, corazón pequeño (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora