El castigo (?)

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—¡Pero, Itadori, si yo no he hecho nada!

—¡Shh! No te he dado permiso para que hables—le respondió el pelirrosa sujetándole fuertemente el rostro con una mano. Estaba histérico.

Megumi lo miró con los ojos muy abiertos, el profundo color azul de sus irises estaba aún más oscuro. ¿Qué le pasaba a Itadori?

—Estabas ahí de coqueto y provocador, Fushiguro. Yo te vi.

—Claro que no.

Increíble que aun habiéndose besado con otro (y en toda su cara), Fushiguro se hiciera el santito.

—¡Me las vas a pagar!

—¿Q-qué me vas a hacer? —Megumi no caía en cuenta.

—Lo mismo que te quiere hacer el perro de Yuta Okkotsu.

En ese momento, Yuuji lo volvió a besar con fuerza y con los labios muy abiertos, su lengua entraba desesperada en la boca del otro, que apenas podía seguirle el paso. Además, lo agarraba por el cabello con tanta energía que a Fushiguro le comenzó a doler el cuero cabelludo.

A todas estas, a Megumi le pareció gracioso y al mismo tiempo estúpido que Itadori estuviera celoso, pero si este era el castigo lo iba a aceptar con muchísimo gusto.

El pelirrosa le sacó la camisa con premura y se detuvo un par de segundos para admirar el cuerpo con el que se había obsesionado: Fushiguro era delgado, pero estaba divino. Además, tenía un cabello muy negro, los ojos azules, las pestañas largas y pobladas, una cara hermosa... Yuuji le recorrió con una mano el torso. El constante entrenamiento le había definido los pectorales y el abdomen lo tenía como un lavadero... se mordió los labios.

"Por dios, que nadie nos vuelva a interrumpir", suplicaba al cielo mientras se despojaba de su chaqueta.

No sabía qué quera lo que quería hacer exactamente, ni tampoco por dónde comenzar, pero la ansiedad de su cuerpo lo empujaba a sacarse toda la ropa que llevaba puesta, las prendas le estorbaban. En un parpadeo, se quitó absolutamente todo y cuando Megumi quiso hacer lo mismo, lo interrumpió:

—La ropa te la arranco yo, traicionero.

Así lo hizo, de un tirón lo terminó de desvestir.

Se acordó de la noche que lo miró a escondidas y de la sucia imagen mental que le había regalado su cerebro: él, pasando la lengua por toda la zona abdominal de su mejor amigo como si de una paleta de helado de tratase.

Ni lo pensó, tenía que hacerlo, ese deseo lo tenía reprimido desde hace mucho. Fushiguro sencillamente lo enloquecía. Situó la punta de su nariz cerca del ombligo del otro, que lo miraba intimidado, y muy suavemente lamió los abdominales del pelinegro.

¿Qué era este sentimiento?

No sabía, pero ojalá tuviera tres bocas para besarlo varias veces al mismo tiempo, Yuuji estaba tremendamente encendido. Lo deseaba aquí y ahora.

—¿Quieres? —preguntó a su amigo, que lo miraba con ojos suplicantes.

—Sí.

—Él no te lo va a hacer igual.

—Yo n...

—Silencio, Judas —le dijo mientras le daba la vuelta.

Megumi se rio, Itadori estaba loco.

Yuuji se llevó las manos a la cabeza, cogió aire por la boca.

¡No podía ser que la parte posterior del cuerpo de Fushiguro se viera tan apetecible!

¿Qué parte le gustaba más? ¿El cabello? No... ¿El cuello? Puede ser... ¿La espalda definida y blanca como la leche? Definitivamente... 

No se podía decidir, y tampoco se aguantaba más. Se situó encima de su amigo.

Al fin se había cumplido su deseo, no lo podía creer. Era tanto así que mientras lo hacía, la mente se le había ido a otra dimensión, le fallaban los sentidos: veía, pero su cerebro pensaba que era una ilusión; no hablaba, de su boca salían sonidos que ni él reconocía; tampoco escuchaba, porque Megumi estando debajo de él le pedía clemencia y su cerebro no procesaba las palabras.

Quería estar así toda la noche, no se podía detener. ¿Qué sentimiento era este?

¿Amistad?

¿Deseo?

¿Amor?

No sabía si era una, o ninguna, o todas a la vez.

Solo de una cosa estaba seguro: de esto jamás tendría suficiente. Ah, y de otra cosita también: odiaba a Yuta Okkotsu con todas sus fuerzas.

El precio que pagó Fushiguro por dejarse besar por otro le salió caro, pero... ¿fue castigo o premio? 

ME FASCINA MIRARTE 🔥❤️️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora