Songs - One Shots Mikannie

Song No.2 (1/2)

2. I wanna be yours - Arctic Monkeys

Se sentó en la mesa más cercana a la ventana, con su portátil abierto y su libro de texto a un lado. Tenía que terminar su ensayo de literatura para mañana, pero no podía concentrarse en las palabras.

Solía frecuentar el lugar con regularidad cuando tenía que estudiar. Le gustaba mucho el ambiente, el aroma a café recién hecho y la música suave que sonaba de fondo la relajaba mucho. Pero lo que más le gustaba de aquel lugar era la barista que la atendía cada vez que pedía su café. Su nombre era Mikasa, y tenía el cabello negro, unos bellos ojos grises y la sonrisa más encantadora que haya visto. Siempre que la atendía la joven trataba de sacarle platica preguntándole como estaba y como le iba en la universidad. Ella le respondía con timidez agradeciéndole por el café.

Tomó un sorbo de su taza frustrada, mientras su mirada se desviaba hacia el mostrador del café donde se encontraba la chica atendiendo, sus ojos se encontraron fugazmente y la joven le dio una pequeña sonrisa, prococandole una sensación de cosquilleo en el estómago. Rapidamenta regresó de nuevo su vista al portátil, sintiendo el calor subir a sus mejillas. Ahora le sería imposible concentrarse en su ensayo. Mentiría si dijera que aquella carismática chica no la volvía loca, ya hasta se había imaginado una vida a su lado e incluso el nombre de sus cinco hijos y su perro, sí, esa chica de verdad le gustaba mucho.

Le avergonzaba admitirlo, pero era una persona muy imaginativa y más de una vez se había hecho escenarios en su cabeza que la involucraban a ella, se imaginaba sus abrazos, su tacto, sus besos, su voz susurrandole palabras bonitas al oído, tomar su mano o simplemente sentarse a su lado en un cómodo silencio en compañía de la otra, le atraía demasiado, pero no podía evitar sentir miedo de terminar con el corazón roto de nuevo, acababa de pasar por una ruptura con el idiota de su anterior novio. Hace unos meses, había salido con un chico, Armin era su nombre, quien parecía ser el hombre perfecto, era guapo, inteligente y un completo caballero. Se había enamorado perdidamente de él, pensó que había encontrado el amor verdadero, hasta que descubrió que la engañaba constantemente con un chico. Se sintió traicionada, humillada y destrozada. Desde entonces no quería abrir su corazón a nadie más, pero como podría resistirse ante aquel encanto.

Ya no quería salir lastimada, por eso, se conformaba con admirar a distancia, sin atreverse a dar el primer paso. Por su parte sus ojos grises no dejaban mirar de vez en cuando a aquella bella rubia, no iba a mentir, aquella muchacha le había llamado la atención desde la primera vez que la vio entrar, intentó conversar con ella en varias ocasiones sin éxito alguno, pues aquella chica parecía ser bastante reservada, eso la decepcionaba un poco, quería saber más de ella.

...

Era temprano por la mañana, Annie había entrado al café como siempre y se dirigió a la barra. Allí estaba aquella chica que le robaba suspiros, con su delantal y aquella hermosa sonrisa que le encantaba.

— Buenos días, Annie, ¿un latte de vainilla y dos donas de chocolate verdad?— preguntó amable dirigiendole una sonrisa.

— Si, ¿cómo lo sabes?— la más alta soltó una pequeña risa, calentando sus mejillas de solo escucharla.

— Sueles pedir lo mismo todo el tiempo— respondió preparando su orden— no me fue muy difícil adivinar, bien, aquí tienes— dijo mientras le entregaba su latte junto a sus donas— Disfrútalo.

— Gra...Gracias— le sonrió tímidamente.

— No es nada. Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?

— Por supuesto, dime.

— Yo sé que apenas y nos conocemos, pero realmente me gustas mucho y yo... yo, me preguntaba si...¿te gustaría salir conmigo?, y ya sabes conocernos un poco— Annie se quedo sin palabras. No se esperaba esa propuesta. Su corazón se aceleró y sintió un cosquilleo en su estómago, por un momento, se ilusionó con la idea de salir con ella, de abrazarla, de besarla, de ser feliz con ella, pero luego recordó lo terriblemente mal que había terminado su anterior relación y tuvo miedo, miedo de que volviera a ocurrir lo mismo, su cabeza se llenó de temor y dudas.

— Yo...yo, lo siento. No puedo— dijo, bajando la mirada.

— ¿Por qué no? ¿No te gusto?— preguntó, con tristeza en sus ojos.

— No es eso. Es que yo...— balbuceó Annie, sin saber que decir.

— ¿Es que tienes pareja?— insistió.

— No, no tengo. Es que...— Repitió la rubia, sintiendo como se le hacía un nudo en la garganta— lo siento, solo no puedo— tomó sus cosas con intensión de irse.

— Pero- — no pudo terminar de hablar, pues la rubia se había retirado, dejándola con las palabras en la boca y un ligero dolor en el pecho.

...

Lo había estado evitando, evitaba ir al café, pero necesitaba un lugar tranquilo para estudiar y ahora se encontraba caminando nerviosa con dirección a aquel lugar que tanto le gustaba. Entró al local y con nerviosismo camino hacía la barra desconcertandose al no ver a Mikasa por ningún lado y en su lugar estaba una joven castaña atendiendo.

—  Buenos días, ¿cómo puedo ayudarte?— preguntó amable la castaña.

— Un latte de vainilla y dos donas de chocolate, por favor.

— Perfecto, dame un momento— luego de un pequeño rato la castaña volvió con su pedido— Aquí tienes, ten un buen día.

— Gracias— dijo recibiendo sus cosas— dis...disculpa.

— Sí,  dime.

— ¿Qué pasó con la chica que siempre está atendiendo aquí?— preguntó con nerviosismo.

— ¿Eh? ¡oh!, ¿te refieres a Mikasa?— asintió en respuesta— ah si, ha estado algo enferma así que no vendrá a trabajar unos cuantos días, pero no te preocupes— respondió despreocupada— ¿Por qué lo preguntas? ¿se conocen?

— Sí...., algo así.

...

La miró entrar tan hermosa como siempre, sintió como su corazón era estrujado cuando recordó lo ocurrido con la rubia, esta se acercó a la barra lentamente con la mirada baja— hola..., ¿cómo como puedo ayudarte?— preguntó decaída.

— Yo... yo quiero... ser tuya.

Holassssss, ¿que tal? ¿cómo andan? Espero que bien, lo de hoy es algo corto pero dulce, perfecto para quitarse el amargo sabor de boca que dejo el anterior.

Gracias por leer, cuídense mucho.