Capítulo 2: El regreso

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A la mañana siguiente, Jaqui y Raphael se despertaron con el suave sonido de las olas rompiendo en la orilla. Salieron de la cabaña que habían alquilado para la ocasión y se encontraron con un día soleado y despejado, similar al anterior. Decidieron dar un paseo matutino por la playa, recordando con cariño los momentos mágicos que habían vivido el día anterior.

Mientras caminaban, notaron a lo lejos a un grupo de delfines jugando en el agua. Se detuvieron para observar el espectáculo, maravillados por la gracia y la alegría de los animales marinos. Jaqui y Raphael se tomaron de la mano y se sintieron agradecidos por estar juntos en un lugar tan especial.

Después de desayunar, la pareja decidió explorar un poco más la zona. Alquilaron bicicletas y recorrieron los senderos cercanos, disfrutando de la naturaleza que los rodeaba. Se detuvieron en un mirador desde donde podían ver toda la extensión del mar, extendiéndose hasta el horizonte.

Decidieron entonces hacer un picnic en la playa, prepararon una canasta con sus alimentos favoritos y se dirigieron hacia la costa. Encontraron un lugar tranquilo donde extender su manta y disfrutaron de la comida mientras escuchaban el suave murmullo del mar.

Después del picnic, la pareja decidió hacer una caminata por los acantilados cercanos. Desde lo alto, tenían una vista impresionante de la costa y el mar extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. Jaqui y Raphael se abrazaron mientras observaban el paisaje, agradeciendo la belleza del lugar y la oportunidad de estar juntos.

Al atardecer, regresaron a la playa donde habían vivido tantos momentos especiales. Se sentaron en la arena, observando cómo el sol se sumergía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rojizos. Se abrazaron con cariño, sabiendo que esos momentos quedarían grabados en sus corazones para siempre.

La pareja se quedó en silencio por un momento, escuchando el suave susurro del mar y sintiendo la brisa acariciar sus rostros. Se miraron a los ojos y supieron que, pase lo que pase, siempre tendrían el mar como testigo de su amor inquebrantable.

Y así, Jaqui y Raphael se quedaron un rato más en la playa, disfrutando de la paz y la tranquilidad que el mar les ofrecía. Sabían que, aunque el día llegara a su fin, su amor seguiría siendo tan eterno y profundo como el propio mar. Juntos, se levantaron y caminaron de regreso a la cabaña, con el corazón lleno de gratitud y amor por todo lo que habían vivido juntos en aquel lugar especial.

"Corazones en la Marea: El Eco del Amor Eterno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora