Capítulo 22

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Hermosa ya eres y buena ya estas

Céline

Entro y veo un vestido blanco en un maniquí, todo es pura pedrería no tiene mangas, el escote en la espalda llega hasta la mitad, se ciñe bien a la cintura en la parte de los pechos tiene un diseño de pequeñas hojas, tiene dos aberturas una en cada pierna me doy cuenta que cada abertura llega hasta las caderas, el vestido es largo seguramente se va a arrastrar, sonrió observando la pieza tan exquisita es perfecto.

Mee giro abrazando a Miranda, ella se queda estática pero después escucho su risa — vamos a cambiarte cielo.

Veo que va a poner mi cabello en un moño, pero la interrumpo — lo llevaré suelto — le informo, asiente, Elian detesta que lleve el cabello recogido, la puerta se abre y veo que el mismo maquillista entra me dedica una sonrisa cálida no espera mas y se pone a trabajar, peina mis cejas con una gran sonrisa en el rostro — la belleza natural que te han dado es mas que suficiente, porque, ¡oh, Dama!, ¡tu rostro es perfecto!, eres y tienes todo lo que un artista necesita —el hombre me adula mientras trabaja, los cumplidos van y vienen de su parte, me observo en el espejo es un maquillaje discreto pero sensual —tu belleza le da el toque a mi trabajo —le dedico una sonrisa cálida al hombre. 

— Gracias —le agradezco su trabajo, voy al baño y me coloco unas bragas que no se noten con el vestido, salgo, todos se han retirado Miranda me ayuda con el vestido y Dios se ve mucho mejor entallado en mi cuerpo, resalta cada una de las curvas de mi cuerpo, el trabajo de Miranda es impactante, trae unos tacones descubiertos muestran mi pedicura blanca.

Sonrió al ver el resultado, me encanta, le doy dos besos en la mejilla a Miranda — gracias tía —me dedica un asentimiento muy sutil antes de salir de la habitación, detallo mi imagen frente al espejo, toco la punta de las hebras largas que caen a la mitad de mi trasero, el vestido es perfecto todo el trabajo es perfecto — no te puedes fallar, no cuando todo es perfecto —las palabras salen por si solas me giro observando la puerta cuando el pomo gira cediendo, la puerta se abre dándole paso a esa figura grande y musculosa que va enfundada en un perfecto traje negro, hecho a su medida, es como si la tela se amoldara a la perfección ya que sus músculos se marcan muy bien, me fijo en su cabello perfectamente peinado, su barba está recordada se ve sexi, el toque siniestró siempre esta en sus ojos.

Llevó la mirada hasta sus manos veo que trae una cajita de terciopelo roja, me ve de arriba a bajo, sonríe le gusta lo que ve, llega hasta mi analizando cada una de mis facciones, un escalofrió me recorre cuando siento sus dedos rozar mi brazo. Toma mi nuca llevándome hasta el me besa con desespero, suelto un gemido sobre su boca, baja sus manos y me atrae hacia el mordiendo mi labio — es justo lo que le pedí a Miranda — lo veo sin entender, frunzo el ceño — el vestido, es tal y como lo pedí —aclara.

— ¿Tu le dijiste a Miranda como querías el vestido? — el asiente — ¿por que?.

— Porque hermosa eres, buena ya estás, solo quería algo que tu hicieras resaltar — abro los ojos como platos Elian alagando sin ningún problema es algo que solo yo logro conseguir.

— Aunque olvidaste que debo de llevar armas y aquí no puedo ocultarlas —  se pone de cuchillas frente a mi me ignora, toma mi pierna y deja un beso mientras pasea sus dedos por la piel desnuda, me ve a los ojos y roza sus labios hasta llegar a él interior de mi muslo succiona la piel dejando una marca ahí y besa esa parte que lo vuelve loco, cierro los ojos ante la acción.

— Dagón y Dalí estarán ahí y mientras yo esté ahí nadie puede tocarte — asiento abriendo los ojos de apoco, veo como se pone de pie, su figura me hace tragar grueso cuando esta sobre sus 1.98 de alto la respiración se me corta ya que es un hombre grande y poderoso, sonrió por que cumplió mi capricho de que Dalí y Dagón estén ahí.

Melodiosa Tentación (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora