CAPÍTULO 8

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ATENEA

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ATENEA

Cuando Spencer llegó a su casa junto con Hanna, se percató de que alguien había irrumpido a esta.

Al principio creyeron que era yo pues mientras la familia de Spencer se encontrara en New York, me quedaría con ella.

Al momento de gritarme y no obtener respuesta de mi parte, se alarmaron y rápidamente fueron a la búsqueda del brazalete perteneciente a Ali, el que la noche anterior guardé en la habitación de mi amiga.

El brazalete estaba justo donde lo dejé, pero el espejo fue manchado por un contundente mensaje para nosotras.

El día anterior decidimos bloquear totalmente a A de nuestros celulares. Como consecuencia, reveló la infidelidad del papá de Aria ya que  ella lo estaba incubriendo, le dedicó una canción a Hanna por radio, me lastimó con esas rosas llenas de espinas y se metió a la casa de Spencer.

Emily nos dijo que ella también recibió algo, pero no nos dijo que y no quise insistir.

Ninguna de las chicas nos quería dejar solas a Spencer y a mí, entonces todas hablaron a sus casas para avisar que se quedarían aquí.

Pasamos la noche en la sala, atentas a cualquier cosa y en toda la noche no nos despegamos ni un segundo.

Al amanecer, pedimos pan y nos preparamos café para desayunar.
Aria nos leí la carta que A le había mandado a su mamá.

Podíamos percibir la culpa que sentía.

— Sabes que no es culpa tuya, tu padre es el único que tiene la culpa de eso — Emily intenta animarla.

— Si es culpa mía —

— Tu no eres quien fue infiel y luego le pediste a tu hija que lo Incubriera — Añade Spencer.

— Ali dijo que debía decirle a mi mamá justo cuando pasó. Y si Atenea nos hubiera advertido a tiempo sobre el regreso de A, tal vez hubiera encontrado uno forma de decírselo yo misma a mi mamá y no dejar que un desconocido se lo dijera por carta —

— Oye, no intentes culparme a mí. Estoy segura que aunque te lo hubiera dicho al instante, aún así no encontrarías el momento para decírselo a tu madre. Llevas un año sabiéndolo y no le dijiste nada, mucho menos se lo podrías decir ahora — Me defendí, sin intenciones de ocultar mi mal humor.

— Basta, no es momento de pelear ni de culpar a nadie. Yo también sabía lo que le había hecho A a Nea y tampoco les dije nada. Y era imposible adivinar que le mandaría esa carta a tu madre — Gruñó Spencer.

— ¿Por qué Alison sabía de la infidelidad? — Emily le cuestiona a Aria.

— Ella iba conmigo —

— ¿O sea que Alison vio a la tal Meredith? —

— ¿Meredith? ¿Se llama Meredith? — Hanna pregunta con incredulidad haciendo una expresión de asco — Ni siquiera tiene un nombre bonito. Veo enormes poros y feo cabello —

Secrets °[J. Dilaurentis] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora