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La actitud de Chiara me tenía de un humor de perros. La tía me había colgado el teléfono y cuando me ve en lugar de darme alguna explicación, entra al Bekirus dejándome con la palabra en la boca. Pero lo mejor de todo es que lleva una hora bromeando con Denna y Salma y a mi no me dirige la palabra, ni siquiera me mira. Yo solo me he ceñido a beber, beber cada vez que me irrita algo de lo que dice, vamos, que he perdido la cuenta en la décima caña.

- La que tiene un historial interesante es Violeta... - decía Salma mientras me guiñaba un ojo.

- ¿Qué? - No sabía de qué hablaban, me había perdido en la conversación viendo como Chiara tomaba su pelo en una coleta desenfadada. La puedo odiar con todas mis fuerzas y puede ser una idiota, pero hay que reconocer lo guapa que es, sobre todo cuando lleva esas gafas de pasta. ¡Agg! No la soporto.

- ¡Violeta! - Denna movía las manos frente a mi cara - ¡Hola! Estamos en este planeta, ¿qué te pasa? - Me miraba con la ceja alzada como si algo estuviera pasando por su cabeza.

- Emm... Perdón, estaba pensando en otras cosas. - sonreí de lado intentando centrarme en aquella conversación. - ¿qué decíais?

- Que la que tiene un historial interesante de fiesta eres tú. ¿Te acuerdas del que quería experimentar contigo antes de comenzar el seminario? - comenzó a reír.

- Quería vivir una experiencia religiosa - soltó Denna entre carcajadas. - Y la verdad es que no fue bobo, no eligió a cualquiera. - movía sus ceja arriba y abajo haciéndome reír.

- Bueno, ella tampoco se negó, si no hubiera aparecido Chiara, a ese se le hubiera aparecido la virgen y todos los santos juntos al ver a Violeta en acción. - Salma estaba convencida que yo hubiera accedido.

- ¡Oye! Que yo sola también lo hubiera parado. - intenté justificarme.

- La cuestión es, ¿querías parar, Violeta? - la risa de Salma cada vez era más pronunciada. - Pero si llevabas un pedal que ni pa' qué. Nunca podré borrar la cara de enfado de Chiara mientras intentaba sacarte de allí. - Instantáneamente miré en dirección de la morena que tenía cara de pocos amigos.

- Es que siempre me dejáis sola cuidando de ésta - me señaló con desgana- ¿Cómo queríais que estuviera? No podía con ella misma y quería tirarse al imbécil ese.

- Pero, ¿de qué hablas? - el alcohol me estaba haciendo efecto y el enfado subía por mi cuerpo a una velocidad abismal.

- Violeta, que no te mantenías en pie. - Me ha llamado Violeta. Para una vez que se dirige a mí en toda la tarde y me llama por mi nombre completo. La cosa debe ser grave.

- Si no te hubieras ido con tus amiguitos dejándome sola con "don intento de cura" pues probablemente hubiera terminado la noche en mejores condiciones. - Siempre que alguien me invitaba a bailar o hablaba conmigo cuando salíamos de fiesta desaparecía y me dejaba sola, ¿Qué pretendía que hiciera?

- Pero si estabas ocupada, ¿qué querías que hiciera? ¿Me quedaba viendo como le metías la lengua hasta la campanilla? No, gracias. - La cara de asco que puso consiguió encenderme más pero en ese momento Denna se levantó para intentar calmar las aguas.

- Ya chicas, por favor. Creo que es mejor que nos vayamos a casa. Ya es tarde. - Se acercó abrazándome tiernamente. - Voy a llamar a un taxi, porque creo que no es buena idea que conduzcas así. - Esto último me lo dijo mientras me besaba la cabeza como intentando calmar mi furia interna.

- ¿Así como? - Vi como en esos momentos Chiara rodaba los ojos y la miré desafiante.

- Yo no he bebido, si Violeta quiere os puedo dejar en casa. - miraba a mis dos amigas buscando su aprobación.

I belong hereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora