El alcohol

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Las cuatro amigas se preparaban para la noche, llenas de emoción y risas, mientras planeaban su salida a la discoteca. Chiara, Violeta, Denna y Salma se reunieron en el apartamento de esta última, decorado con luces parpadeantes y música vibrante que ya empezaba a marcar el ritmo de la velada.

¿Están listas, chicas? —preguntó Salma, ajustando su maquillaje en el espejo.

¡Más que listas! —exclamó Chiara, luciendo un vestido negro que resaltaba su figura.

Violeta, ¿todo bien? —preguntó Denna, notando la expresión pensativa de su amiga.

Sí, solo estoy tratando de olvidarme de los problemas por una noche y disfrutar con ustedes —respondió Violeta, forzando una sonrisa.

Pues eso es lo que haremos. ¡A disfrutar! —dijo Salma, levantando una copa para brindar.

La música resonaba en el local, y el ritmo del DJ se apoderaba de la multitud. Las luces parpadeaban en sincronía con el bajo atronador, envolviendo a las personas en una atmósfera casi hipnótica. Chiara, Violeta, Denna y Salma se sumergieron en el bullicio, dejando que la energía del lugar las arrastrara.

Salma, decidida a encontrar a Naiara, lideraba el grupo. Después de abrirse paso entre la multitud, finalmente llegaron a un rincón donde un grupo de chicos estaba reunido. Naiara se destacó entre ellos, sonriendo y saludando con entusiasmo.

¡Chicas! —exclamó Naiara, abrazando a Salma y presentándola a sus amigos—. Ellos son mis amigos, y él es Álex.

Álex, un chico de ojos chispeantes y sonrisa fácil, llamó la atención de Denna de inmediato. El intercambio de miradas entre ellos fue tan intenso que el resto del grupo se desvaneció para ambos. Álex no perdió tiempo y tomó la mano de Denna, llevándola a la pista de baile. La conexión entre ellos era innegable, y pronto se encontraron bailando y coqueteando, perdidos en su propio mundo.

Mientras tanto, Chiara y Violeta se quedaron en la barra, pidiendo unas copas para relajarse.

¿Lista para bailar? —preguntó Chiara, sonriendo mientras levantaba su copa.

Totalmente. Vamos a disfrutar de esta noche —respondió Violeta, sintiendo la emoción burbujear en su interior.

Después de un par de copas y varias rondas de chupitos, la noche estaba en pleno apogeo. Denna y Álex seguían en la pista, sus movimientos sincronizados y las miradas cómplices llenas de promesas. Salma y Naiara habían desaparecido en algún rincón de la discoteca, dejando a Chiara y Violeta solas.

¿Dónde se habrán metido? —preguntó Chiara, mirando a su alrededor con curiosidad.

—No lo sé, pero no importa. Vamos a bailar, Chiara —dijo Violeta, tomando la mano de su amiga y llevándola al centro de la pista.

La música cambió a un ritmo más lento, creando una atmósfera más íntima. Chiara y Violeta comenzaron a moverse al compás, sus cuerpos sincronizados de manera natural. La multitud y el ruido alrededor parecieron desvanecerse, dejando solo el latido de la música y la energía entre ellas. Cada movimiento las acercaba más, y pronto se encontraron cara a cara, con sus respiraciones mezclándose en el aire cargado de electricidad.

—Violeta... —susurró Chiara, sus ojos brillando bajo las luces de la discoteca.

—Chiara... —respondió Violeta, sintiendo una corriente de emoción recorrer su cuerpo.

El mundo exterior desapareció completamente. En ese momento, solo existían ellas dos. Sus cuerpos se movían al unísono, y cada roce de piel enviaba chispas de electricidad entre ellas. La música seguía sonando, pero para Chiara y Violeta, todo se había ralentizado. Se miraron a los ojos, y en ese instante, todas las dudas y preguntas quedaron suspendidas. El latido de la música se convirtió en el latido de sus corazones, que palpitaban al mismo ritmo.

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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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