Capitulo 3: Dolor

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Estaba en casa, mi cabeza dolía, breves recuerdos llegaban a mi del día anterior, yo buscando a el chico que creía se parecía a Nolan, Joseph gritando, y el pedazo de concreto que caía sobre mi, o sobre mi cabeza para ser exactos.
Un sonido hizo que me levantará del sofá, era la tetera, pero yo no recordaba haberla puesto en la estufa, y una cara muy, muy conocida me veía y soltaba un suspiro
- Estás despierta, eso es algo muy bueno- no pude reaccionar por qué de un momento a otro los labios de Nolan estaban sobre los míos
¿Que iba a decir?
¿Que estaba pasando?
¿Acaso me golpeé la cabeza muy fuerte?
Separe a Nolan de mi de forma muy brusca, aunque una parte de mi quería que volviera a mis brazos
- No sé… por qué estás….. yo…..
- Tranquila Mandi, es lo mismo de todos los días, la amnesia podía volver y lo sabíamos, estoy aquí Mandi, todo paso muy rápido, el golpe y creo que la amnesia volvió pero tranquila - dijo tomando mis manos y depositando un beso - Yo estoy aquí amor
¿Amor?
¿Qué?
¿Amnesia?
¿O sea… Nolan?
- No te esfuerces, estarás bien, siempre lo estás, ahora, ¿Quieres un poco de té? – Dijo con esa preciosa sonrisa que aunque tuviera amnesia recordaba
Asentí y el fue rápido a la cocina pero no sin antes depositar un beso en mi frente y acomodar el mechón que siempre se me salía detrás de mi oreja.
Probablemente la amnesia hacía que yo tuviera lagunas mentales pero no importaba, mi corazón sabía que lo que decía Nolan era cierto
Quizá no había nada de que preocuparse y mi memoria llegaría despacito y sin prisas
Lo abrace por la espalda mientras el servía el té, esto se me hacía tan familiar que probablemente era parte hasta de la rutina
- Tienes la carita más preciosa de todas – Dijo besándome y  alguna parte de mi mente recordaba que siempre había sido así
- No recuerdo nada de lo demás, ¿Acaso tengo trabajo amor?- Pregunté al azar y lo vi sonreír cuando dije esa última palabra
- Si, eres supervisora de construcción, creo que aceptaste tomarte unos días después del golpe
- Ni me lo recuerdes, que de solo pensarlo, duele
Mientras dejaba las tazas en la mesa junto con dos platos de waffles y fruta, el me veía como si yo fuera su tesoro perdido o algo que apenas había encontrado de nuevo
Me abrazo, y me dio besos por toda la cara, eso me hizo reír mucho y me olvidé un rato del dolor de cabeza, las Aspirinas servían mucho en estos casos.
- Me duele todo, creo que no podré regresar al sofá – Él me miro con preocupación; pero al ver mi rostro, su sonrisa hizo presencia
- Siempre logras salirte con la tuya – Dijo mientras me cargaba para dejarme en el sofá gris
- Y aún así siempre dejas que lo haga
- Es verdad
Cuando me dejó en el sofá, tome con mis manos su camisa blanca y lo acerque a mi, mientras lo besaba, podía sentir esto de forma tan familiar, éramos nosotros y quizá siempre había sido así.

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