prólogo

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Hace días, johan y abe habían tenido la maravillosa idea de mudarse.
Ambos chicos ya no querían quedarse en la casa que anteriormente les pertenecían a sus padres, ninguno quería recordar la mierda que vivieron en ese lugar.
Un padre borracho, que se la pasa gritando y golpeando a su mujer, tanto como a sus hijos. Una madre que fuma, toma y obliga a sus creaciones a hacer todo los deberes de aquella casa, sin darles descanso.

¡Gracias a Dios esa tortura había terminado!
Ambos se animaron a testificar contra sus familiares, y aunque doliera saber que las personas que los "criaron" estén en prisión, también era un alivio, tranquilidad y por primera vez en su vida sentían paz.

La chica de pelo castaño se la pasaba enseñandole hogares a su hermano, el cuál miraba y daba su opinión de todas las casas.

-¿¡que te parece esta!? - gritó la castaña emocionada, mostrándole una de las fotos a el moreno

-muy grande y costosa.

-¿y esta?

-muy colorida.

-YY ESTA?

-muy chiquita.

Ninguna casa complacía los gustos del moreno, todas eran o muy grandes, o muy chicas, muy coloridas o muy apagadas. Al final, abe tuvó que decidir, y tomó la decisión de comprar una casa muy moderna, Johan lo dudó, pero accedió.

Días más tarde, ambos ya tenían sus maletas hechas, la castaña estába muy emocionada, quería ya ir a su nuevo hogar y sentirse cómoda.
Johan también estaba feliz, aunque no tan seguro de la decisión que ambos
Tomaron.

-ESTOY TAN CONTENTA! - dijo la castaña, estirando ambos brazos de la emoción.

-es bueno saber que mi hermanita está feliz -dijo el moreno, sonriendole a la de abajo.

-Soñe ésto por años! -se le borró la sonrisa después de decir eso, y con un tono apagado dijo -por fin.. Ya somos libres.. - miro el suelo, y suspiro.

-yo también he Estado soñando con esto por años.. - el azabache dio palmadas en el hombro de la chica - vamos, ve por tu maleta. Un nuevo mundo nos espera.

La castaña asintió, yendo en busca de sus maletas. Ambos esperaron afuera de la casa, a que llegará el taxi que habían pedido, y los llevará a su casa.

Al llegar, los chicos dieron las gracias al chofer, y pagaron su taxi.
La castaña Miró la casa por fuera y soltó un grito emocionada, sacudiendo a su hermano mayor de la emoción, provocando un mareo en el contrario.

-LO HICIMOS! - dijo dejando de sacudir al ya mencionado y abrazandolo -¡DE VERDAD! ¿LO HICIMOS?

-si cariño... Lo hicimos. - dijo el moreno, para luego corresponder al abrazo

Después de un rato, ambos se soltaron y entraron a su casa.
Abe estaba tirada en el suelo, y Johan acomodaba las cosas, mientras pensaba
"Por fin algo de tranquilidad"

Días siguientes, ya estando todo acomodado en su lugar y con nuevos muebles en la casa, Johan esperaba a que su hermana bajará para desayunar.

Toc Toc

Sonó la puerta.

El azabache, se levantó y fue hasta cierto lugar, al abrir la puerta se encontró con un chico Rubió y más alto que él, el cuál le sonrió.

-¿necesita algo?

-azucar, por favor vecino.

En ese día, empezó una nueva rutina para el Rubió.

"Azucar, por favor vecino"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora