Noticias Inesperadas

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La semana había llegado a su fin. Durante el par de días anteriores se habían consolidado las parejas más populares de todo Hogwarts. Después del registro de la pareja formada por Tracey Davies y Wayne Hopkins, le siguieron otras como Anthony Goldstein y Romilda Vane, algo que sorprendió a muchos ya que en un inicio Anthony había invitado a Pansy Parkinson. Slytherin no se quedó atrás, pues Draco Malfoy y Astoria Greengrass fueron otra de las parejas que nadie esperaba, obteniendo el segundo lugar en la lista de popularidad. Algo que Ginny no se tomó muy bien.

Pero definitivamente, la pareja que nadie veía venir fue la formada por Theodore Nott y Luna Lovegood, que se había registrado el jueves por la tarde. Ni siquiera el profesor Snape estaba listo para ver a la singular pareja entrar a su despacho.

Muchos de los estudiantes que habían fallado en la búsqueda de una pareja, decidieron registrarse con sus jefes de casa, para que pudieran encontrar a una persona adecuada para ellos. A Hermione le recordó mucho al proceso de selección del cáliz de fuego, pero este no evaluaba el coraje de los estudiantes, si no que analizaba su personalidad para encontrar al candidato perfecto. Todas esas parejas se darían a conocer después de la cena.

Hermione estaba leyendo tranquilamente en uno de los cómodos sillones de la biblioteca. Ese era uno de sus lugares favoritos para leer, un espacio escondido en el ala oeste del recinto, alejada de todos los demás, en completa calma. Un enorme ventanal proporcionaba luz natural, por lo que podía perderse por horas entre las páginas de cualquier historia, desde las primeras horas del amanecer, hasta los últimos rayos anaranjados del día.

Escucho un par de pasos acercándose desde el pasillo. Esperó un poco, pero al ver que nadie se asomaba, asumió que era un alumno perdido entre el laberinto de libros y pergaminos. Justo cuando estaba a punto de continuar con su lectura, apareció una chica de ojos cafés.

—¡Sophie! Hola.

—Hola Hermione, espero no interrumpir—su rostro se iluminó en cuanto vió a la castaña.

—Para nada, solo me sorprendió verte aquí. No sabía que visitabas esta parte de la biblioteca, pocas personas la ubican.

—En realidad jamás había estado por estos pasillos—tomó asiento en uno de los sillones. Parecía nerviosa y Hermione no entendía porque—en realidad, Ginny fue la que me dijo donde podía encontrarte, espero que no te molestes con ella por decirme, fui yo la que le insistió mucho.

—Claro que no, no es ningún secreto—Hermione le sonrió para reforzar su punto—¿Querías hablar de algo?

—¡Si!—dijo con demasiado entusiasmo—quiero decir, si, me gustaría hablar contigo de algo ¿si te parece bien?

—Si, por supuesto—Hermione cerró su libro y lo colocó sobre sus piernas, lista para escuchar lo que Sophie tuviera que decir.

—¡Genial! Bueno, yo...—se pasó los dedos por el cabello—ya había practicado esto, no debería ser tan difícil—dijo en voz baja. Hermione apenas y la escucho.

—Hey, está bien—Hermione quería decirle que no debía sentirse así y que ella la escucharía atentamente. Pero no alcanzó a decirlo, ya que Sophie la interrumpió.

—Hermione ¿quieres ser mi pareja para el proyecto de los bebés? Me encantaría que fueras la otra mamá de mi hijo.

Hermione se quedó helada. No se había planteado la posibilidad de hacer el proyecto con una chica, aunque sabía que habría algunas parejas homoparentales, nunca contempló esa posibilidad. Pero ahora, con Sophie sonriéndole de esa forma, no se le hacía una mala idea. El estómago de Hermione se sintió extraño, como si pequeñas mariposas volaran entusiasmadas. Y al darse cuenta, solo logró que su cerebro colapsara.

Dos Parkinson y MedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora