Kill

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Una explosión es causada cuando las fuerzas internas superan las paredes que las contienen, cuando la presión acumulada alcanza ese punto crítico en el que ya nada puede sostenerla. No es algo que ocurra de repente; lleva tiempo, construyéndose en el silencio, cada momento nutriendo la tensión que crece sin cesar. La explosión es la culminación de fuerzas encontradas, de una acumulación constante de energía que finalmente encuentra su libertad, sin más objetivo que extenderse y consumirlo todo a su paso.

Es un fenómeno de liberación, y aunque es devastador, hay algo extraordinariamente humano en ello: se libera no solo la fuerza contenida, sino también el deseo de no retenerla nunca más. Las explosiones dejan su marca; no solo devastan, sino que transforman, borran límites y traen consigo la irrupción de algo nuevo y desconocido. El cambio que imprimen no es necesariamente visible, pero queda grabado de manera tan profunda en la mente que jamás se puede volver a lo que alguna vez fue. A veces, el resultado de esa explosión se clava en la piel y en el alma, llevándose consigo el control, la lógica, la voluntad. Es algo primitivo e inevitable, una necesidad que nadie puede desafiar.

Las explosiones que suceden en el interior de una persona tienen una naturaleza propia; comienzan en el silencio. Pero cuando la persona adecuada –o quizás la incorrecta– se cruza en el camino, esa acumulación toma un ritmo vertiginoso. De pronto, cada palabra y cada gesto que antes parecían simples se vuelven indispensables, llenos de un significado que solo el otro puede comprender. Un deseo incontenible, una chispa fugaz, una intensidad desmedida, y en un momento... todo cambia. No hay vuelta atrás cuando alguien rompe las barreras del alma y se convierte en la causa de esa presión desbordada.

Y en el interior de quien sufre esa explosión, un fuego se enciende. Pero este no es un fuego pasajero; es algo profundo, constante y casi obsesivo, que se alimenta a sí mismo. Crece y se expande, consume toda razón y toda estructura, transformando pensamientos y emociones hasta dejarlos irreconocibles. Este tipo de explosión no conoce límites, y sus consecuencias son tan caóticas como definitivas. Porque, en este caso, no se trata solo de un sentimiento, sino de una necesidad avasalladora de poseer al otro, de ser la única que exista para él, de eliminar cualquier distracción que lo aparte de su lado.

Este fervor obsesivo, que brota con la intensidad de una marea incontenible, despierta un deseo primitivo de proteger, de adorar, de tener y poseer por completo.

La calma que una vez habitó en el interior se ve suplantada por una inquietud ardiente, por una presencia que nunca se apaga y que domina cada pensamiento. Los límites de la realidad y de la lógica se difuminan, hasta que solo queda una certeza: no hay nada más importante que él, nadie más merece estar cerca de él, y nadie más lo conoce como ella.

Finalmente, ella pronuncia un nombre en el silencio de sus pensamientos, dejando que ese nombre sea la única ancla que aún la conecta con el mundo: Yuuki.

~

La reunión de capitanas había concluido. Yuuki permanecía de pie a un costado, como espectador silencioso, observando la interacción entre Ren y Kyouka. Los entrenamientos de las últimas semanas habían sido intensos y demandantes, pero también habían sido la oportunidad perfecta para acercarse a Ren, para conocerla de una forma que él mismo apenas comenzaba a comprender. Esa relación que había forjado con la comandante no era algo que alguien más pudiera comprender del todo, y él lo sabía.

Kyouka se volvió hacia Ren, manteniendo una expresión de gratitud contenida y un tono cuidadosamente respetuoso.

"Gracias por el arduo entrenamiento que le ha dado a Yuuki." Dijo, con la seriedad que siempre la caracterizaba. Su voz, sin embargo, tenía una leve aspereza, como si sus palabras fuesen un acto calculado más que un agradecimiento genuino. "Aún... aún sin estar completamente de acuerdo con ciertos métodos, reconozco que su dedicación ha fortalecido su técnica de una forma que pocos podrían."

𝑹𝒆-𝑨𝒓𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒅: Ren YamashiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora