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capítulo uno TERRANOVA
Naujdimiya, el nuevo mundo.
Se trata de un estratosférico cuerpo celeste a una distancia de cuatro años luz de lo que civilizaciones de milenios antes conocieron como Terra, Tierra, nuestro planeta.
Cuando el inminente fin azotó, existían decenas de terranos dispuestos a un nuevo inicio, sus bolsillos rebosaban con ese papel verde que compraba un milagroso boleto de salida, la oportunidad de subir a esa nave cuya existencia despertó el descontento de la población mundial; era injusto, inhumano, pero obvio.
De una forma u otra, la humanidad debía ser salvada.
Cincuenta familias en total abordaron Nova ÆX-4444, un vehículo espacial con un lustro de elaboración previa listo y completamente equipado para mantener vivos y cómodos a todos sus tripulantes, por lo menos por unos mil años; mientras se elaboraban pruebas en un planeta lejano descubierto y potencialmente habitable, fuera de la vía láctea.
El destino final fue bautizado como Naujdimiya, una nueva tierra con un nuevo orden, un orden que mantenía feliz a un 90% de la población; aquellos ahogados en privilegio que se regocijaban en todas las comodidades de este nuevo planeta prácticamente listo para ser habitado, pues, las especies que ahí habitaban fueron colonizadas poco a poco mediante negociaciones asertivas por parte del invasor. El humano, como siempre, tomó el control.
Lo sorpresivo es que, fuera de que las criaturas nativas de Naujdimiya protestaran al nuevo orden impuesto, se trató de otros humanos. Hubo aquel grupo que con astucia y cautela logró entrometerse entre aquellas alineaciones de aluminio, titanio y acero inoxidable, abordando el Nova ÆX-4444 triunfal pero también ilegalmente; rebeldes, de ideología que dictaba un hecho que cualquier persona con moral razonable apoyaría: todos tenemos derecho a vivir, no sólo los ricos.
Al llegar al nuevo mundo, varios de este grupo fueron encarcelados y se mantuvieron por años confinados dentro de jaulas de diamante, humillados y expuestos a todo habitante del planeta como si fuesen mascotas, esclavos, cosificados. Esto despertó la ira de aquellos que no lograron ser capturados, creando una resistencia que le declaró a la guerra a Naujdimiya después de diez años de haber llegado a ese nuevo mundo; lograron liberar a sus colegas encerrados injustamente, y se dedicaron a viajar por los mares de agua celeste e iridiscente que alberga el planeta, poco se conoce en la actualidad de ellos, pero se les considera piratas pues, estos se encargan de tocar puerto fugazmente para despojar a los ricos de parte de sus fortunas, manteniéndose con estas.
Las civilizaciones aceptadas por los nuevos regentes de Naujdimiya se asentaron confortablemente en las zonas más preciosas del planeta. Gente en su mayoría sin escrúpulos, que se dedica simplemente a disfrutar, por siglos y milenios; burguesía, científicos o manufactureros, militares, o simplemente herederos de asquerosa riqueza: la Babilonya.
Naujdimiya se rige por tres casas reales, mano izquierda, centro, y mano derecha. El centro, la casa Tähmestyov, alberga por ley al Santo Máximo Emperador Gobernante, aquel o aquella encargado de mover los engranes, de controlar y mandar, la más grande autoridad en el planeta.
