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El día siguiente Enzo no fue a trabajar ya que el dolor de cabeza era realmente fuerte. Hannah parecía feliz y traía puesto el abrigo de la noche anterior paseándose por toda la casa.

— ¿Qué haces pequeña mocosa?-— preguntó Juani a la niña.

— Nada— la niña siguió caminando.

— Dame el abrigo, lavare tu ropa hoy— la niña gruñó cuando su tío trato de agarrar su abrigo— ¡Enzo tu hija me gruñó!—

— ¡Es mentira!—

Enzo salió de su cuarto, aún con la compresa en su cabeza, su ceño fruncido y ojos oscuros. Caminó hasta quedar al lado de Juani y vio a su cachorra.

— ¿Por qué le gruñiste a tu tío?—

— ¡Fue de casualidad!— habló antes de correr a su cuarto y esconder el abrigo debajo de su almohada.

Había atado una bufanda en la pata de la mesa de centro de la sala, ella estaba en la entrada de la cocina sosteniendo el otro extremo de la bufanda, ese día su tío Juani se fue temprano. Así que la pequeña decidió aprovechar la oportunidad para tratar de ir a emergencias otra vez.

Enzo llevaba la canasta llena de ropa limpia y doblada del cuarto de lavado, estaba distraído, no sabía si Matías se interesaba en él de otra forma que no fuera como paciente. Lo siguiente que supo fue que estaba en el piso. Escuchó la risa de Hannah y volteó sobre su hombro viendo a la pequeña quitando algo color azul del suelo.

— ¡Hannah!— la niña corrió a la cocina escondiéndose en uno de los gabinetes. Enzo dejó caer su cara contra el suelo, su voz sonó demasiado fuerte.

Se levantó del suelo y recogió la ropa que se había caído, movió sus manos por su cuerpo comprobando que todo estuviera bien.

Pasó una de sus manos por su rostro preguntándose en que había fallado con la crianza de Hannah. ¿No se supone que aún faltaban años para que su cachorra lo odie?

En estos momentos es donde Enzo desearía tener algún omega alrededor para preguntarles, ¿es normal que ella me quiera matar? Pero no era amigo de omegas, ningún omega.

— ¿Hannie, linda?— Enzo estaba ahora en la cocina.

— ¿Estas molesto conmigo?—

— No linda, bueno... solo un poco, ¿te gusta lastimarme?—

— No— Enzo abrió una de las puertas de los gabinetes— Yo quiero a Mati— Enzo se enderezó por completo y frunció el ceño.

— ¿Quién es Mati?—

— El omega bonito del hospital—

— ¿Por qué quieres a Mati?—

— Porque quiero que sea mi mami— Enzo dejó salir un "oh" y se recargo contra el refrigerador. No podía perder la cabeza en ese instante— Tío Blas dijo que Mati no sería mi mamá—

El alfa de Enzo se estaba volviendo loco, sintió a su cachorra triste y su omega en problemas... ¿su omega en problemas?, Enzo se pego el centro del pecho tratando de calmar a su alfa. Ahora debía concentrarse en su cachorra, ni siquiera sabía quien era su omega.

— Es que... es algo difícil Hannah— sollozo la niña, Enzo caminó al lado del lavadero y abrió un gabinete, tomó a Hannah entre sus brazos y la cargó.

— Perdón papá— dijo la menor envuelta en pequeñas lágrimas mientras se pegaba al cuello del alfa.

— Esta bien, estoy bien, sólo no lo vuelvas a hacer ¿de acuerdo?— la niña asintió aún contra el cuello de su padre— Bueno, debemos hablar bebé—

𝗣𝗨𝗣𝗣𝗬  ||  𝗺𝗮𝘁𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora