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PRÓLOGO

PRÓLOGO

NamJoon nació siendo hijo primogénito de la manada más poderosa, un alfa de postura firme que nadie se atrevía a cuestionar, sus amigos de la infancia tenían respeto sobre él, decían no ver a otro capaz de hacer las cosas que se le fueron encargadas. Cuidar a una manada de diez mil habitantes no es sencillo, era una responsabilidad cargada de tareas sociales, luchas con otros alfas de manadas extranjeras, e incluso… enlazarse a una persona que probablemente jamás amará. ¡Arriba los ánimos! Es a lo que se preparó toda su vida, lo supo desde el momento en que nació, debía ser el heredero que su padre siempre esperó. A la edad de quince años tuvo su primera transformación, era un lobo feroz de pelaje marrón, con un par de colmillos capaces de destrozar hasta la carne más dura. Debido a su poder innato, nadie dudaba de su capacidad de liderar, aunque para él era distinto, la fuerza lo abrumaba, ¿de verdad es eso lo que busca?

Luego de su primera metamorfosis, se negó a volver a ser un lobo en el bosque. Perduró en aquella fase durante cuarenta y dos horas a la intemperie, horas donde no recuerda nada, perdió la conciencia y su lobo tomó el control, había aparecido en el pueblo con sangre en su hocico, las garras punzantes e incluso ambos ojos rojos delirantes. Al despertar en la habitación, se prometió nunca más volver a ser un lobo, le gusta la paz, ser pacifico y evitar batallas sin propósitos. Le gusta leer libros humanos, entender la filosofía de los mismos. Por eso, a la edad de diecinueve años le rogó a su padre permitirle estudiar en la ciudad antes de cumplir veinticinco y tener que tomar el liderazgo de la manada.

Su padre dudó al principio, no estaba seguro de si dejarlo. Tras las insistencias del moreno, aceptó con la condición de que si era requerido, debía volver rápido al pueblo.

Ese día NamJoon saltó de felicidad, guardó cada una de sus prendas valiosas en una maleta y se fue.

No imagino, que una vez llegado a la ciudad, no querría marcharse.