MOONLIGHT ➵ ʙᴛs;; knj [✔]

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CAPÍTULO TRES

El corazón del moreno se agrieta cada vez que Minah se entusiasma con la idea de conocer a sus padres, desde que comenzó a salir con ella ha intentado evadir el tema de su familia, aunque pasados los dos primeros años, fue obligado a contar una falsa historia sobre que viven en un pueblo alejado sin Internet que se niegan a abandonar por miedo a la sociedad moderna, y que su hermano menor sufre un extraño trastorno que le produce miedo a la capital. Era una mentira absurda que soltó en medio del apuro, para su sorpresa ella se tragó cada palabra sin cuestionar. Conoció a los padres de la Park el mismo año que comenzaron a salir, eran igual de cálidos que ella, con una tranquilidad satisfactoria. Sonríen de la misma forma, son igual de tiernos.

Sus padres se dedican a la panadería, así que siempre huelen a pan recién hornado. Al ir de visita, su nariz se siente bendecida.

Estar en la ciudad le gustaba, mucho más con Minah.

Pero, la cruda realidad lo golpea estando en la manada, lleno de personas igual a él. Sentado en la misma mesa que toda su familia, comparten una cena entre risas y gruñidos, masticando la carne cruda que probablemente su propio padre haya cazado. No son salvajes, conservan códigos y etiquetas, aunque a veces se les escapan los modales.

Utiliza un traje verde oscuro, no llevaba  uno así desde la última fiesta en el pueblo, hace siete años. NamJoon apoya la mandíbula sobre su puño cerrado, aburrido y abrumado, quería ir a casa con la mujer de su vida.

—¿Pasa algo, hijo? —oyó la voz de su madre. Levantó la mirada directo a ella, y le sonrió.

—No es nada.

—Pareces pensativo. —dijo— ¿Cómo va todo en la capital? Sé que eres profesor en una escuela secundaria.

Antes de poder abrir la boca, su padre se adelantó nada contento.

—Ha estudiado una carrera inútil, podría haber aprovechado la oportunidad para instruirse más en negocios y ayudar a la manada a crecer, pero…

—Jong In —regaño la mujer—, acordamos no molestarlo.

—Sólo digo que es nuestro futuro alfa, va a liderar a toda una manada, debería al menos aprender cosas valiosas.

NamJoon suspiró, bebiendo vino desde la copa. La música fuerte, las cientos de personas a su alrededor que hablan sobre estupideces hacen que quiera huir. En realidad, ser lobo nunca le ha gustado del todo, solo es algo dentro suyo con lo que debe vivir.

—¡Hyung! —unos fuertes brazos lo abrazaban por detrás, y el olor a chocolate le hace saber de quién se trataba— Hace mucho no te veía por aquí. —se levanta para abrazar al menor.

—Es bueno verte, JungKook. —palmeo su espalda, notando lo mucho que había crecido en esos cortos años que decidió irse— ¿Cómo has estado?

—Bien, no me quejo. —sonrió— Oh, Hyung, felicidades por tu compromiso.

—Por mi… ¿Qué?