I. Solo esta noche

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Luego de que Casey entrara en la bañera, Thomas sale de su habitación en dirección al baño del primer piso para asearse. Cuando termina, prepara la cena de ambos y deja cubierto el plato del alquimista.

El joven de cabello negro baja al cabo de una hora. Thomas lo mira desde la mesa, donde revisa unos papeles.

-Te veo más relajado -le dice cuando llega hasta la mesa-. Qué fue lo de hace un rato?

-Nada. No te preocupes -le responde en tono amable-. Esta comida es para mí? -el herrero asiente-. Gracias -se sienta en la silla de al frente-. Cómo está tu…problemita?

-Mejor -Thomas sonríe-. Más relajado también diría yo. Aunque en tamaño sigue igual.

-Supongo que tardará un poco más en volver a la normalidad -responde el alquimista-. Podrías aprovechar -dice mientras junta comida con el tenedor-. Invitar a salir a la chica de la panadería.

-Ja -se ríe el peliverde-. Seguro que se asusta.

-Probablemente -responde Casey y también se ríe.

Los amigos platican hasta que el alquimista acaba su cena. Luego este se levanta y lava los platos mientras Thomas termina de chequear sus cuentas.

-Ahora que sabes lo qué salió mal con esta poción? Lo volverás a intentar? -pregunta el herrero-. Ah! -exclama cuando una de sus hojas vuela fuera de la mesa y cae al piso, cerca a los pies de Casey.

-Por supuesto -responde el alquimista. Se pocisiona entre su amigo y la hoja en el piso, dando la espalda al joven. Se agacha a recogerlo-. Mi oficio es ensayo y error constante.

Thomas lo observa mientras se agacha, reparando en como la tela del pantalón de cuero se pega a su retaguardia mientras lo hace. Intenta no pensar en ello, pero el recuerdo de lo que hicieron hace poco en su habitación no le ayuda. Gira el cuerpo para ocultar las piernas debajo de la mesa. Casey recoge la hoja de papel y se la deja frente suyo. Lo nota algo raro.

-Qué sucede? -el pelinegro nota que su amigo intenta ocultar el tren inferior. apegándose a la mesa-. Oh. Eso.

-Sí. Eso -confirma el herrero-. Lo siento -se disculpa porque sabe que querrá ayudarlo de nuevo.

-No. Es mi culpa después de todo -responde Casey para calmarle-. De hecho -respira profundo antes de seguir-. Tengo algo que proponerte, Tommy. Pero puedo hacerlo en mi cuarto? -el herrero asiente-. Vamos.

Suben las escaleras, el alquimista va adelante. El peliverde lo sigue, intrigado. Las luces del cuarto están apagadas, siendo solo un par de velas las que iluminan la habitación. Casey llega hasta la cama y lo encara.

-Lo que vayamos a hacer, no puede salir jamás de esta habitación. Lo entendiste -dice el alquimista mientras le mira fijamente-. Luego de salir de la bañera, estuve…probando.

-Probando? -pregunta Thomas.

-Probando...introducir algo ahí atrás -responde Casey luego de suspirar profundamente-. Usé mis dedos. No estuvo mal para ser sincero. Así que…podría intentar con tuuu

-Oh -el herrero entiende por qué no puede continuar la frase.

-Estás d-de acuerdo? -pregunta el alquimista. Su amigo responde que sí-. Bien. Bájate el pantalón. Apagaré las velas -ordena.

El peliverde se apresura a retirarse la prenda. Cuando se endereza, su miembro apunta hacia donde estaba el joven de ojos ámbar. La oscuridad de la habitación no le deja ver nada. Solo puede oír los pasos de su amigo. Escucha que un abrirse un frasco y luego de unos segundos, es tapado. Escucha que los pasos ahora se dirigen hacia él.

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⏰ Última actualización: Mar 08 ⏰

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El alquimista y el herrero (mundo de Stally)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora