I. A su pesar

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Casey estira el borde inferior de su prenda de cuero mientras regaña a su amigo. Al darse cuenta que es mejor ponerse uno nuevo, coloca ambas manos en el borde y las levanta.

El herrero se reincorpora justo a tiempo para ver como su amigo se retira la prenda. Repara en lo delgado que es su compañero de piso, en lo ancha que se ve su cadera en comparación con la cintura y el torso a medida que este desliza el polo hacia arriba. También en lo blanca que es su piel, que poco a poco queda al descubierto.

El alquimista se pone de costado mientras pasa la prenda por encima de sus hombros. Esto hace que la mirada de Thomas se desvíe a las piernas del joven, anchas en la parte del muslo gracias a sus caminatas matutinas. La luz que entra por la ventana de la habitación se refleja en el pantalón de cuero, resaltando su parte trasera. Sin quererlo, se va poniendo duro nuevamente.

Cuando Casey se retira totalmente la parte superior del traje, se percata de esto.

-Estás bromeando, Tommy? -le dice en tono neutro. Estira la mano y con el índice toca ligeramente la punta del pene-. Supongo que tendré que volver a hacerlo con la mano. Me duele la mandíbula -comenta sobándose un lado de la cara.

-Y si me vuelves a arañar? -replica Thomas mientras instintivamente lleva la mano a sus partes, preocupado.

-Se te ocurre otra cosa entonces? -responde Casey con la ropa manchada aún en las manos. Se da media vuelta y la lleva hasta la silla que está al lado de la puerta para llevarla a lavar más tarde. El herrero lo observa con detenimiento durante el trayecto.

-Sabes? Más de una vez he pensado que tienes un lindo trasero, sobre todo para ser un chico -afirma Thomas de repente.

El joven alquimista se gira. Lo mira confundido y alagado a la vez. Luego de una corta discusión con su amigo, este le explica cuál es su idea. Casey acepta a regañadientes ya que por rara que sea la propuesta, es una buena alternativa.

Después de hacerle prometer que será extremadamente cuidadoso para no deslizarlo donde no debe hacerlo, el joven de ojos ámbar se acuesta boca abajo en la cama del herrero. Antes de lo cual, se desviste completamente al igual que su compañero de casa.

Thomas se sube encima de él y se sienta en las piernas del alquimista, justo antes de su trasero. Prueba inclinando el cuerpo hacia adelante hasta que su miembro reposa en las nalgas de su amigo. Casey pasa saliva al sentir el peso detrás de él.

El herrero duda. Luego de pensarlo un poco, le pide a Casey que le alcance una de sus almohadas. Este lo hace. Thomas la coloca por debajo de la pelvis del alquimista, logrando así que levante su cadera.

El herrero de ojos verdes esparce desde arriba un poco del lubricante que trajo el alquimista. Se da cuenta que su amigo ha estado muy callado desde que se echó en la cama. Entiende que está nervioso.

-Cass -le habla con voz suave-. Puedes decirme que pare en cualquier momento.

Dicho esto, el herrero coloca ambas manos al inicio de las nalgas y las sube hasta el medio. Se sorprende por lo suave de su textura. Hunde ligeramente los dedos para mejorar el agarre y desliza su miembro en medio de ellos poco a poco, hasta que la punta sobresale por encima de ellos. El lubricante lo hace más fácil.

Casey entierra el rostro en la almohada. Las manos, que tiene recogidas a la altura de sus hombros, se aferran a las sábanas mientras siente como el miembro algo caliente y duro de su compañero de casa resbala en medio de su trasero.

Thomas admite, en su mente, que lo está disfrutando mucho más de lo que pensó. Despacio, el peliverde mueve la pelvis hacia adelante y hacia atrás. A diferencia de antes, todo su miembro se estimula con el roce.

Con el transcurrir de los minutos, coge más confianza. Así que agarre las nalgas de joven de ojos ámbar con firmeza y los aprieta hacia el medio, contra su miembro. Disfruta del aumento en la fricción al mover la cadera.

El alquimista de piel pálida siente todo el peso de su amigo cuando este clava los brazos en la cama y se inclica hacia delante, sobándose contra su cuerpo. Por un momento, siente pánico cuando durante unos segundos siente el pesado miembro del joven herrero rozando su zona anal. Durante esos instantes y a su pesar, siente algo de curiosidad sobre que pasaría su amigo se deslisara adentro.

Este pensamiento lo pone de los nervios. Además que desde hace un rato, su miembro se ha puesto rígido y ,con cada vaivén de Thomas, una ola de excitación recorre espalda.

El peliverde no se percata de esto porque está concentrado, mirando el trasero del alquimista. Observa como el lubricante y su fluido preseminal se mezclan en la retaguardia del de cabello negro a medida que frota el miembro contra él. Al cabo de un minuto, percibe que su pene se agita y entiende que está por terminar.

Intenta aguantar un poco más, pero en eso escucha los débiles gemidos del joven que está boca abajo, provocando más excitación. Decide aprovechar la situación hasta el último y frota sin parar su pene contra el trasero de su compañero de casa hasta que se viene en su espalda. El alquimista se estremece con cada sacudida y al sentir las gotas caer sobre él.

-Hjaa. Hjaa -respira agitado-. Gracias, Casey. Se sintió increíble -dice el joven de ojos verdes luego de recomponerse, pero no obtiene respuesta-. Cass? Estás bien?

El alquimista asiente con la cabeza y se levanta de la cama. Camina hasta la silla donde dejó su ropa, dándole la espalda en todo momento, evitando que el peliverde vea su erección. Recoge la ropa y la aprieta contra su cuerpo.

-Iré a darme un baño -informa a su amigo sin verlo a los ojos.

-Sí. Claro -responde Thomas-. Te espero para cenar?

-No. Ve comiendo. Puede que me tarde -replica el alquimista y sale de la habitación.

Siguiente y último capítulo dentro de 4 días.

El alquimista y el herrero (mundo de Stally)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora