I. Poción de vitalidad

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En un pequeño taller situado en el segundo piso de una casa de roble, un joven alquimista llamado Casey levanta un frasco de cristal por encima de su cabeza. Lo pone a contraluz para comprobar el estado de su contenido.

-Perfecto - sonríe satisfecho-. Ahora necesito ponerlo a prueba. Mmm. Tommy seguirá en su taller? -se pregunta en voz alta.

Se pone de pie con el frasco en mano. Baja hasta el primer piso en busca de su amigo, con quien comparte la casa. Sale por la puerta trasera de la construcción, encontrándose de frente con el taller de herrería de su amigo, Thomas.

Lo encuentra golpeando un pedazo de metal al rojo vivo contra un yunque, con ayuda de una pinza y un mazo. Un joven de facciones duras, con cabello y ojos color verde descarga el mazo con fuerza contra el bloque. El sonido ensordecedor del metal chocando contra metal impide que oiga los llamados de Casey, pero se detiene cuando entra en su rango de visión.

-THOMAS! -el último llamado se escucha fuerte porque el herrero había pausado su tarea de improvisto. Lo mira a los ojos-. Lo siento Tommy. No respondías.

-Cómo estás Casey? Necesitas algo? -dice el herrero. Lo observa unos segundos-. Por qué estás tan contento?

-Está listo -dice sin más.

-Qué está listo? -Tom deja el mazo sobre el yunque.

-La poción de la que te hablé esta mañana. La de vitalidad -responde entusiasmado-. Cuando funcione, dejará obsoleta a la manzana dorada.

-Ya veeeeo -se encienden las alarmas dentro de la cabeza de Thomas-. Y solo vienes para compartir la noticia conmigo o...

-Necesito un sujeto de pruebas -responde inmediatamente.

-No -replica tajante.

-Vamooos. Te prometo que no será como la última vez -El herrero se pone en movimiento en dirección a la casa y Casey tiene que andar detrás de su amigo mientras intenta convencerlo.

-Te refieres a la vez que no pude dormir durante tres días por tu poción de velocidad mejorada? -comenta sin dejar de caminar.

-Puse demasiada azúcar en la mezcla...

El peliverde llega hasta la mesa de la cocina y se sirve un vaso de agua de la jarra que estaba sobre ella. Mira a su amigo Casey mientras bebe, un chico menudo de cintura pequeña y piel clara, cabello negro cuyas alborotadas puntas llegan hasta sus hombros y cuyo flequillo solo deja al descubierto uno de los ojos ámbar del joven.

El alquimista lo espera de pie al otro lado de la mesa, expectante. Thomas medita unos segundos y deja su vaso en la mesa.

-Aaahh -suspira Thomas ante la atenta mirada de su amigo-. Qué tiene la poción esta vez?

-La base es polvo de blaze, combinado con extracto de bayas luminosas y polvo de huesos -se apresura a explicar el alquimista, emocionado.

-Un momento. Escuché por ahí que las bayas luminosas son un tipo de afrodisiaco -replica el herrero.

-En parte lo son. Verás, las bayas luminosas aumentan la energía en el cuerpo otorgándole más resistencia y ,como efecto secundario, estimulan el deseo sexual en las personas. Es por eso que he buscado que la mezcla de ingredientes y el proceso de preparación contrarresten el efecto secundario y que solo sientas la adrenalina producto de las bayas. Aún es probable que tengas una que otra erección, pero nada de lo que preocuparse -explica esto último de forma rápida para que su amigo no se eche para atrás en la decisión. Sonríe inofensivamente.

Tom lo piensa unos instantes más y luego estira la mano.

-Alcánzame el frasco -le dice a su amigo.

Con cuidado, Casey destapa el frasco y se lo entrega a Thomas. El de ojos verdes se bebe todo el contenido. Se queda quieto luego de eso, esperando sentir los primeros efectos. El alquimista de cabello negro lo observa con atención.

El alquimista y el herrero (mundo de Stally)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora