♪\("Gangsta by Kehlani")♬
Freddtabo.
Desde que comenzó su jornada, había tenido poco tiempo libre, realmente quería disfrutar un fin de semana tranquilo, era viernes por la noche, había terminado su turno, Gustabo era psicólogo en una clínica de rehabilitación, regularmente salía tarde, le gustaba hacerlo, porque realizaba sesiones con pacientes que lo hacían poner en práctica sus conocimientos ganados, además de las increíbles historias que escuchaba de ellos cuando se trataba de criminales, el no era alguien sensible a escuchar veracidades, era todo lo contrario, lo mantenían ocupado y activo, yendo de aquí para allá, buscando expedientes, haciendo anotaciones e investigando.Ese día había sido exitoso, salió de la clínica rumbo a su hogar, como todas las noches, siempre tomaba el mismo camino, era obscuro, a veces silencioso y con personas delinquiendo, pero a él realmente no le causaba temor pero esa noche en específico, pudo sentir una mirada sobre el siguiéndole, había caminado al menos un metro de distancia y pudo sentir como alguien le observaba, se detuvo y miro hacia atrás, logrando ver a un hombre con chaqueta de piel negra, guantes del mismo color y material, fumaba sentado sobre su motocicleta, viéndolo fijamente mientras expulsaba el humo de sus pulmones, juraba que lo había visto antes, pero no lograba recordar en dónde.
Enarco una ceja y lo ignoro, continuo su camino y escucho el motor de la motocicleta arrancar, le resto importancia, pues unos minutos después, el ruido había desaparecido y el solo se concentro en seguir con su camino, el motor de un coche fue participe ahora, observando que se había detenido a una distancia cerca de él, miro de reojo y apresuró su paso; un brazo rodeo sus hombros y se sintió intranquilo.
— Sígueme la corriente, ¿Oíste?
Gustabo asintió y al sentirse en peligro, solo se dejó llevar por la situación. Observo que unos hombres se acercaron, cruzándose de brazos cuando estuvieron cara a cara con ellos.
— Trucazo, ¿Qué haces aquí?
— Que te importa, saco de mierda.
Aquel hombre solo una risilla e hizo aún lado la parte izquierda de su chaqueta para revelar un arma que llevaba metida entre sus pantalones. — Este ya no es tu territorio, será mejor que te largues y me entregues amablemente al rubio que llevas contigo.
El hombre que le sostenía los hombros sonrió. — ¿Pero que me estás contando, pavo? Al parecer aún no te ha quedado claro que tú culo me pertenece, al igual que este chico, si te atreves a tocarle un pelo, te voy a arrancar los dedos y no es amenaza, ¿Me entiendes?
El hombre frente a ellos lo miro por unos segundos y luego de pensarlo, se dió la vuelta para retirarse. Gustabo no sabía lo que acababa de pasar, pero se separó inmediatamente del otro hombre. — ¿Quién cojones eres? ¿Quién era ese?