capítulo siete

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No había mayor consuelo que sentir un abrazo

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No había mayor consuelo que sentir un abrazo. Amber quien había visto esa solución decidió darle un fuerte abrazo al músico, quien lloraba apenado.

-Lo siento Amber- Trataba de parar su llanto, había pasado tiempo desde que lo habían visto llorar de tal forma. Le avergonzaba que lo vieran tan vulnerable.

-No, no, aquí estoy para consolarte- Dijo abrazándolo aún más fuerte, no quería oírlo de tal forma nunca más. El nunca lloraba de tristeza, el tendía a hacerlo por felicidad.

Primo no sabía que decir, sabía que Poco era alguien sentimental y que fácilmente lloraba por momentos de felicidad. Está era una gran excepción. La noche pegaba fuerte, más cuando eran las 12:00 am, vaya suerte la de Poco.

-Si el te besó, ¿Por qué estás así? - Tratando de entender todo lo sucedido, ¿No sé supone que debería festejarlo? Metía la pata al preguntar.

-¡Ash! Cállate Primo - Le habló con molestia, no era buen momento para esa pregunta. En verdad que a veces los hombres le causaba una gran rabia. Aunque vivía con dos...

Poco miró a Primo con unos ojitos de tristeza, el quería contarles todo, como se sentía. Pero pensar que dejó a Mortis atrás por su cobardía lo hacía sentir tan tonto; tonto por llorar cuando claramente había pasado uno de los mejores momentos de su vida.

-Ohh... No me mires así- Apartó su mirada para evitar sentir pena por Poco, oh demonios ver esos ojitos era una gran debilidad para él y Amber. No podían evitar querer consentirlo.

Amber rió al ver el rostro de Primo.

-¿Te parece si dormimos contigo? Claro, solo por esta noche- Le brindo su mejor sonrisa, debía mostrarle valor y alegría para animarlo también. El músico no debía estar triste toda la noche, era un cambio drástico para su carácter.

-Oh si, es buena idea- Exclamó Primo y alzó a ambos sin permiso alguno, está noche dormirían los tres en la misma cama. Todo por hacer sentir mejor a su músico favorito.

-Pero-

-Sin peros, nos necesitas - Con una gran sonrisa los recostó sobre su pecho; Primo lograba transmitir un calor inigualable que hizo que ambos se sintieran tan cómodos al instante -Buenas noches chicos - Fue lo último que dijo y alcanzaron a escuchar, linda noche para tal apapacho al corazón.

-Sin peros, nos necesitas - Con una gran sonrisa los recostó sobre su pecho; Primo lograba transmitir un calor inigualable que hizo que ambos se sintieran tan cómodos al instante -Buenas noches chicos - Fue lo último que dijo y alcanzaron a escuch...

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