Gustabo: ¡SSHHH, CÁLLATE!. ¿Nadie escucho ese sonido, verdad?
Isidoro:¿Cual sonido, coñito de fresa?
Gustabo:El sonido de mi paciencia ropiendose en miles de millones de pedazos minúsculos que se hacen polvo— dijo sacando la porra para luego aporrear a Isidoro.