IV - Al descubierto

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Rosé salió pateando la puerta de su oficina. Sus ojos estaban abiertos de par en par con el objetivo de buscar a Jisoo. 

Miró a los alrededores, la sala de operaciones estaba totalmente limpia al igual que las oficinas. Suspiró de alivio pero eso no le importaba ahora. Su respiración estaba agitada, le dio un ataque de ansiedad.

— ¡JISOO MALDITA SEA DÓNDE ESTÁS, TRAE TU TRASERO AQUÍ AHORA MISMO! — Alzó la voz, todavía era temprano como para que los trabajadores empiecen a llegar.

'¡Ah!...¡Mnnh! ¡Mm...!

Escuchó a lo lejos y se le cayó la mandíbula, de verdad estaban teniendo sexo? No quería ser metiche ni nada por el estilo, pero le entraba curiosidad. Caminó lento hasta la oficina de Jisoo y abrió la puerta. ¿Esta tonta acaso no pone seguro cuando se trata de un momento de intimidad?

'' ¡Justo ahí Jisoo si, sigue así... Ah!''

Se sonrojó, cerró la puerta despacio y se tragó sus propias palabras, en efecto, lo estaban haciendo y si que lo disfrutaban.

— Toda una casanova mi Jisoo — Dijo orgullosa

Se le bajaron los humos y sin vergüenza, entró con una patada que por poco destroza la puerta.

— ¿Rosé? 

Sus hipótesis fueron totalmente descartadas. Jisoo estaba prácticamente con las manos en los hombros de su secretaria dándole un masaje.

— Jisoo necesito conversar contigo sobre un tema muy importante.

— ¿Justo ahora? — mencionó mirando a la mujer que tenía en frente suyo cual no tardó en darle una mirada curiosa.

— Si y es sobre la señorita con la que hablaste en el ascensor.

— Se llamaba Kim pero no me dijo nada más.

—Ese es su apellido Jisoo, tu misma me lo dijiste. Su nombre es Jennie, Kim Jennie para ser exactos.

— ¿Cómo sabes su nombre? — Preguntó intrigada, sus manos pararon de moverse y se acercó a su compañera.

— Adivina adivinador—Alzó su mentón con orgullo.

— De seguro lo inventaste, siempre me dices tonteras cuando estás con el orgullo hasta la punta de cada cabello. — Suspiró Jisoo.

— ¿Ah sí? ¿Estás segura?

— Yo nunca dudo de mí misma —  Se acercó al oído de su secretaria y le susurró, lo que era inaudible, ahora había provocado que esta misma salga de la oficina sin antes de darle un beso en la mejilla a su jefa.

— Y eso qué fue? — Soltó una risa tonta.

— No molestes.

— Ya veo, así que tienes ley a partir de ahora querida Jichu.

Jisoo se sonrojó, eso no era cierto, no quería que le pusieran correa antes de disfrutar de su soltería al máximo. Por otro lado, si lo pensaba bien no sería una mala idea... especialmente con una mujer tan atrevida como Ángela.

— ¿Entonces?

— No es nada oficial aún.

— Mmm, pues deberían porque hacen una bonita pareja. — Se sentó en la silla y cruzó los brazos. — Por mí no te preocupes, yo tengo mis expectativas sobre el amor.

— ¿Expectativas? — Bufó — ¿Solo sexo y dinero? Eso no es tener unas buenas visiones para tu futuro.

— Me conoces tan bien, Jisoo. — Le dedicó un suspiro, alzó su mano y alcanzó un sobre anaranjado que se encontraba reposando encima del escritorio.

Bajo las Sombras del Crimen (G!P Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora