Para siempre

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Ya habían pasado doce años desde que, finalmente, la pareja pudo estar felizmente junta. La hábil espía Anya renunció a su vida de secretos y engaños para estar en los brazos de Damian, aunque esto disgustó bastante a sus padres. Juntos, escaparon de las garras de antiguos enemigos y de personas que no aprobaban su amor, ya que su relación no era bien vista en su antiguo hogar; solo buscaban separarlos.

Con el dinero ahorrado, construyeron un refugio de amor y dulzura: una pequeña pastelería en Frankfurt, el sueño de la niñez de Damian, que se convirtió en el epicentro de su felicidad. Aunque eso no les quitaba vivir en constante alerta, ocultándose de aquellos que buscaban venganza por parte de Anya y asuntos pendientes con el padre de Damian.

Así, la pastelería se convirtió en su único hogar, donde sus identidades pasadas quedaban como antiguos recuerdos y risas compartidas. Frankfurt se convirtió en un refugio para ellos.

Se convirtieron en familia. Todo comenzó con Adler, quien a sus tiernos diez años irradiaba encanto y ayudaba a su padre en la pastelería, aprendiendo recetas que su padre le enseñaba. Tenía los bellos ojos de Anya y el cabello rosa de su madre, pero igual heredó la estatura de su padre.

La bella Amalia, de 6 años, era la adoración de Damian. Era idéntica a su abuela paterna, y Damian la adoraba por ello, viendo en ella el amor que le daba su madre cuando él era niño, lo único bueno de su niñez. Amalia era la luz que iluminaba los días de la familia Desmond.

El más joven de la familia, Walter, apenas contaba con dos meses, era el lazo más reciente en esta historia de amor secreto. Sus pequeños gestos llenaban la pastelería de una alegría que hacía muy feliz a la familia Desmond.

La visita anual de sus leales amigos, Emile, Becky y Ewen, ya había llegado. La pareja se preparaba con anticipación, preparando varios postres, los favoritos de los amigos. La emoción de reunirse después de un año era notable.

En la puerta de la pastelería, las risas de los tres amigos se presentaron. Abrazos llenos de amor se intercambiaron, ya que era grato recibir a los principales testigos de su relación.

Los ojos curiosos de Emile, Becky y Ewen se iluminaron al conocer al pequeño Walter, la razón principal por la cual vinieron.

—Dios, el pequeño Walter es tan hermoso —dijo Becky, acariciando la mejilla del bebé que estaba en los brazos de Anya.

—Hola, Walter, soy tu tío Emile —dijo Emile haciendo un pequeño gesto al bebé.

—Y, ¿este es su último hijo o piensan tener más? —preguntó Ewen.

—Ah sí, con este ya cerramos la fábrica. Nos va bien con la pastelería, pero tampoco es que tengamos tanto tiempo para dar atención a tantos hijos —dijo Damian.

—Y eso que no teníamos planeado tener a Walter —mencionó Anya.

—¿Y cierto, dónde están Adler y Amalia? —preguntó Emile.

—¡Tía Becky! —gritó Amalia, corriendo a los brazos de Becky.

—Hola, pequeña flor —dijo Becky, cargando a Amalia.

—¡Tío Emile! ¡Tío Ewen! —habló Adler apareciendo por detrás de ellos.

—Hola, campeón. Mírate, ya estás enorme —dijo Ewen.

—Sí, ya en un mes cumplo once años —dijo Adler.

—Mira, no más que ya casi eres adulto jajajaja —dijo Emile.

—Bien, voy a preparar la mesa para comer —dijo Damian.

—Ven, vamos Adler, hay que ayudar a tu padre —dijo Emile.

Can i call you tonight? (DamianxAnya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora