Nervios

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Estaba durmiendo lo más tranquila, un ruido te molesto me despertó, era el timbre pero no le di mucha importancia porque mí abuela iba a abrir.

O eso pensé hasta que pasaron 10 minutos y seguían tocando, me desperté mire el reloj y me di cuenta de que era tarde, mí abuela se había ido a trabajar.

-VOY!- grite levantándose de la cama.

-DALE MAI!- ya reconocía esa voz, era Carlos -APURATE PUTA- Danilo obviamente.

Corrí hasta abajo para abrirles, ya estaba de mal humor, no me gusta que me despierten, y menos de esta manera.

Abrí la puerta -QUE PASO!?- me rascaba el ojo.

Los dos abrieron grande los ojos, mientras me miraban de arriba a abajo.

-que les pasa boludos, tampoco me veo tan fea recién despierta- dije mientras daba una vuelta para que me vean bien.

-N... No, no es eso Mai- Carlos señalaba con su dedo a mis piernas.

Mire para abajo y recorde que solo tenía puesta una remera corta, nada más, bueno, claramente mi ropa interior pero mucho no me tapaba.

Cerre la puerta y me fui corriendo a mí pieza, me puse un short de jean y un top negro, baje corriendo y volvía a abrir la puerta.

-que quieren?-

-Vamos a llegar tarde al colegio tarada- dijo Danilo.

puse mí mano en mí cabeza y abrí los ojos bien grandes.

-uh, cierto, me re olvidé-

-bueno, dale vamos-

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Llegamos y nos fuimos directo al salón, el pollerudo de Carlos se fue a sentar con la marisol y a mí me tocó sentarme con Danilo.

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Ya estábamos en la última hora, yo estaba concentrada pero Danilo no le prestaba tanta atención.

-che, Maia-

-que querés uruguayo-

-¿Que se siente ser tan fea?-

-porque me lo preguntas, si con lo feo que sos ya deberías de saber- yo me reí da mi propio chiste y Danilo me levanto el dedo del medio.

-Gonzales, porque no nos cuenta de que tanto se ríe,así nos reímos todos juntos- dice el profesor

-No, no, de nada profe- Danilo se tapaba la boca tratando de no reír

-y usted Sánchez, le parece gracioso-

-no, para nada-

-No los quiero escuchar hablar, la próxima se van a la dirección-





Pasaron unos 20 minutos, y Danilo me seguía molestando, me pateaba el tobillo todo el tiempo.

-PODES PARAR UN TOQUE!- le grite y todos se callaron.

-Gonzales, a dirección-

-Pero profe, Danilo es el que me molestar-

-Bueno, Sánchez, usted también a la dirección-

-PERO-

-Pero nada, los dos a dirección, AHORA-

Nos levantamos y salimos del salón.

Apenas cerramos la puerta, el ya me echo todo en cara.

-todo es tu culpa, imbecil-

-AHRE, en todo caso es la tuya, por estar molestando-

Algo más; Danilo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora