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Dr ratio | Amar para cambiar

✧ Sinopsis:Le dices a Veritas que lo amas. se enfada contigo.

-¿Por- Porqué estás enojado?-Exclamas viendo la forma en que Veritas se cruza de brazos y hace pucheros con la petulancia de un niño. Su mirada se ha desviado de tus ojos, y todo lo que puedes hacer es sentarte en su regazo con los brazos colgando a los lados, con el cerebro devanándose incansablemente por todas las razones por las que podrías haberlo enojado.

Él no te da ninguna pista, en cambio, el disgusto se refleja en sus ojos.

-¿Es porque dije 'te amo'?-

El de cabello morado se burla y levanta la nariz, el cabello rebota con sus acciones mientras empujas ligeramente sus piernas por la acción rápida. Por mucho que ames su perfil lateral, te encantaría aún más si te hablara sobre lo que le molesta.

Durante este momento, el mundo se paraliza. Crees que está realmente enojado, y el estado de furia del Dr. Ratio no es algo que debas tomar a la ligera. Realmente, lo has visto varias veces y, aunque nunca ha estado dirigido a ti, esperas que nunca lo sea. Es por eso que ahora te sientas en su regazo, anticipando tensamente su respuesta y esperando la respuesta de lo que hiciste mal.

-Se suponía que yo debía decirlo primero-, se queja, perdiendo la arrogancia que llena su tono cada vez que habla, y el aire se llena de sinceridad.

-¿Disculpe?-

-Ya me escuchaste. Se suponía que yo debía ser el primero en decir "te amo"-.

Tu confusión es tangible en este punto. Audible, por así decirlo, porque suena como el canto de una cigarra. -¿Hablas en serio?-

-Mortalmente.-

-Tú ¿por qué, entonces no pudiste simplemente haberlo dicho?- Farfullas, golpeando su definido deltoides, la preocupación lentamente se convierte en frustración. -¿Necesito recordarte que fui yo quien también te confesó primero?-

-Sí, y fue sin duda el mejor día de mi vida-.Lo dice como si fuera un hecho simple. Ningún sentimiento, ninguna declaración sincera, simplemente otra declaración lógica sacada directamente de un libro de texto de su vida.

Dicen que ser amado es cambiar, pero no importa cuánto ames a Veritas, lo único que él sabe es cómo ser un dolor de cabeza astronómico. ¿Sabe lo asustada que estabas por su respuesta? ¿Pensaste que habías hecho algo imperdonable, o que él no te amaba lo suficiente como para responderle de la misma manera, o peor aún, que ya no quería tener nada que ver contigo?

Sin embargo, ¿está actuando mezquino porque no fue el primero en decir esas tres palabras? Francamente, no sabes por qué tu corazón late con tanta fuerza por él. De hecho, querrás golpearle en la cabeza con su propio códice.

Colocando tus manos firmemente sobre sus hombros, sales de tu posición desde su regazo y plantas tus pies en el suelo. "¡Oh, eres tan exasperante! Haz como si nunca hubiera dicho nada y volveré a mi oficina hasta que...

No estás ni a dos pasos de él y una mano se agarra a tu muñeca para arrastrarte de regreso al punto de partida: en el regazo del Dr. Ratio. Sus brazos te envuelven como cadenas, sin dejar espacio para liberarlo.

-Nunca dije que te pudieras ir. Especialmente después de decirme que me amas-, gruñe en voz baja en tu clavícula, mientras su aliento hace cosquillas en tu piel.

-Estoy empezando a arrepentirme-

-¿No puedes al menos decirlo de nuevo?-

-No quiero-, te quejas, levantando los brazos para descansar sobre sus hombros. -No te lo mereces-.

-Bueno, eso es un poco duro. ¿Es así como tratas a los que amas?-

-Ni siquiera has respondido nada-, le pellizcas la piel. -Hablando de dureza-.

-¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?-Pregunta con una risa cariñosa, sin perder la oportunidad de dejar besos en un rastro a lo largo de tu piel, subiendo por tu cuello. Entonces, cuando sus ojos se encuentran con los tuyos, casi te desmoronas de vergüenza ante el recuerdo que ha inyectado en tu mente.

Lo alejas y levantas una mano para proteger tus ojos de él, claramente reviviendo un recuerdo inquietante. -Por favor, no me lo recuerdes-.

-Ya sabes, no todos los días alguien puede regañarme y tener razón. Si no fueras tan hermosa, no lo habría dejado pasar, pero no todos los días un genio maravilloso cae en mi regazo con agallas para desafiarme-.

-Yo estaba... agitado ese día, así que deja de hablar de eso, por favor. De hecho, por mi bien, por favor, olvida ese momento. Completamente.-

-¿Olvídalo? ¿Completamente?-El erudito pregunta con genuina sorpresa en su tono.-Me enamoré de ti en ese mismo momento, ¿cómo puedes pretender que deje de hablar de eso? ¿Me dejaste como un tonto enamorado y esperas que no piense en el momento en que sucedió? ¡Cariño, fue un momento crucial de mi vida!

-No es lo suficientemente importante si ni siquiera puedes decir 'Yo también te amo'-.

-Al contrario, te he amado desde hace más tiempo. Te añoré en la vigilia y en mis sueños. Deseaba que miraras en mi dirección, y cuando lo hacías, nunca quería que tus ojos se desviaran de mí. Qué desgarrador fue cuando lo hicieron-. Su mano se ha deslizado debajo de tu camisa para frotar círculos en tu piel. Si se separó de ti, teme que te le escapes y lo peor que puedes darle es espacio. "¿Sabes cómo se sintió perseguirte porque eras el único que estaba fuera de mi alcance? Durante tres años lo único que quería era ser tuyo. Me hiciste un idiota.

Aturdido por su confesión y el peso de la misma, lo dejaste continuar, suavizando la lengua aguda. La única motivación que ofreces es que una mano acaricie su mejilla y aparte su flequillo para que puedas ver su expresión en su totalidad.

Sus ojos dorados brillan cuando te miran. Por primera vez, sientes que estás viendo las partes de él que Veritas esconde de los demás.

-Te amo.-Él continúa con devoción desgarradora.-Seguiré amándote hasta que los arroyos se detengan, los ríos se congelen y los océanos se sequen. Con trescientos mil ochenta y tres mil quinientos setenta y un planetas descubiertos en el cosmos, ese fenómeno tardará aproximadamente.-

Sellas sus labios con los tuyos en un suave beso, acunando su mandíbula y tragándote sus palabras. Como cera al fuego, Veritas se hunde en ti, completamente indefensa ante tus afectos.

Pero, oh, lo amas y nada más en todo el universo importa.