Capítulo 38: Parte I

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Stella Harrinson

El momento finalmente llegó. Debo contar la verdad... la verdad de todo lo que pasó...

¿Pero me mirarán igual cuando lo sepan? ¿Seguirá siendo todo como antes o algo cambiará? No lo sé... Y eso me da miedo, mucho miedo... pero debo hacerlo.

Hace más de 2 años...

Parece que fue ayer cuando todo comenzó, no me lo esperé, vivía tan metida en mis asuntos de adolescente que poco me interesaba en las cosas del trabajo de papá y mamá, siempre sentí que eso era algo de ellos y que no debía involucrarme. Ese día, estaba en retención, había tenido una discusión con Jimmena, una de mis compañeras del instituto, y esa discusión había terminado en nosotras dos jalandonos las greñas.

Yo estaba sentada aún lado del salón y ella al otro, ya teníamos dos horas ahí, sin celular, sin nada que logrará entretenernos. De verdad, esperaba que esta tortura finalmente llegara a su fin, lo que mas deseaba era que la coordinodora entrara y nos dijera que ya podiamos irnos, estaba muriéndome ahí dentro, las tripas de mi estómago no dejaban de gruñir. 

Sin embargo, mi cara de cansancio y aburrimiento se eliminó por completo cuando con el rabillo del ojo identifiqué un movimiento en el pasillo, era mamá, podría reconocerla de aquí a la China. Supuse que estaba hablando con la profesora Ivian, y por eso no entraba, esto no terminaría bien, estaría castigada, lo sé, mamá no es alguien violenta, por ende muy poco le gusta algo con respecto a esto, de hecho, es muy respetuosa, la personas más respetuosa que he conocido en toda mi corta vida... en este punto, ya me estoy arrepintiendo de lo que hice y eso que aún no la he mirado a los ojos.

—Chicas... —inicia la profesora Ivian abriendo las puertas de par en par— Han llegado sus representantes.

La mamá de Jimmena hizo acto de presencia dentro del salón, venía muy casual, con un traje enterizo, tenía el pelo suelto y le llegaba hasta los hombros, sus ojos son verdes y saltones, la nariz perfilada igual a su hija y tiene una sonrisa que le ilumina todo el rostro.

Repiqueteo mis dedos en la mesilla frente a mí, levanto mi mirada cuando el ruido de las pisadas de sus tacones llaman mi atención, sus hermosos ojos verdes chocan con los míos, ella viene mas elegante, con un pantalón negro y una camisa blanca, que resaltan la tonalidad blanca de su piel, su cabellera rubia viene en un moño alto que deja en evidencia lo largo que es su cuello y la elegancia que la caracteriza.

Ojalá y pueda ser la mitad de bonita e inteligente de lo que mamá lo era.

Mi querida madre, sin despegar sus ojos de los míos, se posiciona frente al pizarrón, a su lado está la profesora Ivian y Magaly, la mamá de mi querida compañera.

—Estamos bastante sorprendidos por la actitud que han tomado las chicas... —inicia la profesora.— Antes solían mostrarse bastante cercanas y ahora no se toleran.

—Yo tengo algo que...

—Deja a la profesora terminar Stella. —me interrumpe mamá con seriedad.

—Y la institución no tolera estos comportamientos agresivos... —Y ya con eso, sale del salón.

Pasan unos largas segundos y cuando ya estoy reuniendo la fuerza para levantarme porque doy por terminada la conversación, noto como las dos adultas comparten una mirada entre sí y sueltan un suspiro cansino.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora