Epilogo 2

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Camila Cabello

2 Años después

Llevábamos varios días en ese lugar, pues mi parto había sido de alto riesgo, tenían que dejarme en revisión antes y después para ver que todo saliera bien. Después del parto dejaron a mis bebes en un lugar alejado de mi para ver que todo estuviera bien por toda una noche y ahora que al fin los tenía en mis manos no sabíamos que nombres ponerles y Lauren estaba tan emocionada que se había puesto a decir babosadas.

—No me gustan esos nombres, mi vida—dije arrugando la nariz

—Vamos amor, ¿Qué tiene de malo Alfonso y Rigoberto? — dijo Lauren Sonriendo divertida

Me carcajee de la risa. Mis bebes eran tan chiquitos, los observe, tenían la piel palida ligeramente roja, la nariz igualita a la mía. Eran hermosos, tenían el cabello castaño claro como el mío y sus ojos eran verdes intensos como los de su mamá. Sus caritas se veían llenas de lucidez. Justo cuando los estaba observando con una cara de madre enamorada me llegó una idea.

—Ya se— Lauren me miró expectante — Mateo y Ángel — dije chocando mi nariz con la de uno de mis pequeños

—Creo que esos son un poco mejores— Lauren volteo los ojos y se acercó más a mi

—¿Su nombre es? — me pregunto mientras tomaba a uno de los bebés —tiene cara de Ángel

—Ángel será — le dije y se lo di.

Inmediatamente ella se lo pasó a mi papá, que estaba expectante por tener a alguno de ellos en sus manos, pues desde que me los habían dado no había podido soltarlos.

—Pequeño Mateo— dije al que tenía en mis brazos

—Es tan lindo para ser tu hijo — dijo mi padre señalando con su barbilla a Lolo y luego miró fascinado al pequeño en sus manos.

—Idiota— contestó Lauren

—Lenguaje— instruí

Besé la cabeza de Mateo y se lo di a Lauren.

—Hasta que al fin— dijo tomando su cabecita y mirándolo a la carita —tu mamá piensa que los hizo sólita, no me ha dejado tenerlos desde que... —ella se frenó en seco y cuando me impulsé un poco hacia arriba para ver lo que ella veía me derretí de amor — está bostezando— dijo Lauren — por Dios— murmuró y puso su pequeña cabecita en su pecho de manera que el bebé se acurrucó en su calor.

Al darme cuenta de que ya no tenía a ninguno de los dos en mis brazos aproveché para ir al baño y cuando volví a la camilla papá se acercó.

—Toma— me dijo — creo que tiene hambre

Ángel pasó a estar en mis manos. Lo besé en la cabeza y me dispuse a darle comida.

Mi padre seguro sabía que era lo que él bebe pedía porque ahora tenía una niña de un año. Jamás lo esperé, pero ahora tenía una nueva hermana que se llamaba Connie y si, era hija De Samara. Habían sentado cabeza oficialmente y se les veía bastante felices con la pequeña Connie.

Lauren y yo nos casamos tres meses después de que me lo propusiera. Nos fuimos unos días al sur de Argentina para nuestra luna de miel y finalmente me mude a su casa. Estábamos muy felices y ahora los pequeños gemelos llegaron a terminar de perfeccionar nuestra vida...

Papá se fue un momento después y Lauren camino hacia mí con Mateo en sus brazos, yo estaba a punto de darle comida a Ángel, pero me lo estaba pensando porque temprano me había dolido muchísimo.

—¿Qué pasa? — me pregunto

—Me va a doler— la mire a ella y después al bebé que movía los labios —pero tiene hambre.

—A ver— Lauren se sentó en una silla al lado de mi camilla —¿Vamos a contar, ¿Vale? Tú eres valiente

—Yo soy valiente— repetí mientras sacaba mi pecho

Lauren colocó su mano en la espalda del bebe, de forma que pudiera sostenerlo y así darme la otra mano.

—3...— empezó —2...

—1...— cerré los ojos con fuerza.

Acerque a Ángel de un jalón y de inmediato empezó a tomar. Me dolía increíblemente demasiado, tanto que apreté la mano de Lauren fuerte y aun así mis ojos se llenaron de lágrimas.

Cuando mi bebé llevaba ya unos minutos comiendo el dolor se disipó y hasta ese momento pude abrir los ojos y soltar la mano de Lauren.

—Esa es mi chica— dijo sonriendo y se agachó para besarme — Te amo por ser tan fuerte, te amo por darme a estos hermosos niños.

—Te amo— le dije en los labios

Después de Ángel pase a darle de comer a Mateo y para él ya no fue tan doloroso. Ese mismo día por la tarde nos dieron la salida a los tres y al llegar a nuestra casa, ya todo estaba preparado para nosotros.

Me senté en la cama con un bebe en mis brazos y Lauren a mi lado con el otro. Estábamos en silencio, solo mirándolos.

—Tendremos trabajo doble— dije mirando a mi bebé

—Qué suerte que tenemos cantidades suficientes de amor— dijo ella —y yo voy a estar con todo para los tres— me aseguró y yo le sonreí.

Y esa primera noche con los gemelos llorando y nuestros corazones apenas entendiendo que a partir de ahora tendrían que amar incondicionalmente a dos pequeñas almas pasamos la peor noche de nuestras vidas y aun así fue una de las más maravillosas.

Porque estábamos juntas en esto.

Éramos un equipo.

Nos amábamos.

Y fin.

La socia de papá CAMREN GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora