─ Capitulo 2; Reina de la nada.

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─ Capítulo II;

Tenía un ligero recuerdo sobre su infancia, bueno, mejor dicho su preadolescencia. Donde sus hormonas estaban desequilibradas y causaba cosas como sudores fuertes, odiaba el sudor.

El olor o lo pegajoso que era, odiaba todo lo que implica el resultado del sudor, por eso ahora se perfumaba, no quería oler mal, y de paso dar un paseo.
No iba a salir con alguien o algo parecido, solamente quería ir a ver el reino.

Cuando termino salió de la habitación y no tardó en encontrarse cara a cara con los dos príncipes, estos hablaban, pero al Príncipe Darcel no lo terminaba de entender, quizás sea por el cubo de metal.

Igualmente, se escuchaba al otro Príncipe hablar. ─ Te estoy diciendo que deberías olvidarla, no estás a su nivel, de forma literal. ─ Le explicó a su compañero.

─ ... ─ Solo se escuchaba un ruido ligero pero imposible de comprender.

El rostro de preocupación apareció en el rostro del que portaba la armadura amarilla. ─ Ya, ya... Que el amor solo se vive en su momento, pero vamos, ─ Le dió unas palmaditas en la espalda. ─ puedo llevarte con unas chicas que sean más divertidas que esta chica, o si quieres chicos, no se, a este punto no se que te gusta exactamente. ─ Intento sonar lo menos incómodo por la mención.

─ ... ─

Se escucho el suspiro de cansancio del Príncipe. ─ Vale, vale, ya entendí. ─ Y con eso los príncipes se fueron del pasillo, que raro, ahora mismo nuestro protagonista ss preguntaba qué dijo el príncipe Darcel.

Salió del castillo respirando el aire fresco y se dirigió a los pequeños mercadillos que hacían las tropas y aldeanos para sacar algo de dinero.

En esos momentos vio a un grupo de bárbaros, sonrió inconscientemente, recordó a sus compañeros, no sabía nada de ellos ni donde viven o duermen, quizás la próxima vez que los vea les pregunte. Aun que dudaba que alguno de ellos quisieran dirigirle la palabra.

Siguió caminando mientras que las tropas le ofrecían sus productos y poder sacar algo de oro al Caballero, y aun que este no dudo en comprar una que otra cosa, termino con una bolsa con cosas totalmente innecesarias, tenía unas figuritas de madera de los Campeones y de él mismo, unas velas aromáticas y una manta de un mándala de tonos verdosos que le había gustado mucho a la vista.

Llegó al bosque donde pensó en investigarlo un poco, era muy frondoso y colorido, eso le gustaba mucho, pero algo le hacia sentir observado... E incómodo.

Pero decidió no tomarle importancia y siguió su camino, encontrando un río, quiso darse un chapuzón, pero miro hacia delante topándose con su compañera de calidad Campeón.

Saludo con sus brazos abiertamente. ─ ¡Reina Arquera! Que alegría verte por aquí. ─ Le grito entusiasmado de encontrarse cara a cara con su compañera.

La peli-morada no parecía ver muy bien y tuvo que fijar la vista para saber quién le hablaba exactamente, después se giró y volvió a entrar al bosque.

Eso sorprendió al rubio. ─ ¡Eh, e-esperame! ─ Grito para atravesar el río, pero mojándose en el proceso.

Se acercó a la Reina que no parecía muy alegre o viva, después vio una casa donde la miraba de la Reina se perdía.

Quería preguntarle si esa era su casa, pero la mujer se derrepente se hecho hacia atrás, así que con reflejos rápidos la agarró antes de que se golpeara contra el suelo, miro si se encontraba bien, pero solo olía a alcohol y tenía los ojos hinchados junto a unas horribles ojeras.

꒰ 🪙 ꒱ ︶꒦꒷ ‧₊ La Destrucción Del Caballero Dorado ₊˚ ⊹˚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora