Prologo

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Su vida universitaria había sido más tranquila de lo que alguna vez podría imaginaba, después de vivir toda su etapa de secundaria involucrado en todo tipo de situaciones caóticas con demonios y peleas interminables contra delincuentes, Furuichi pensó que nunca mas volvería a ver un solo día de paz, pero no lo mal entiendas, no es que se quejara de sus experiencias pasadas, la mayoría de ellas fueron divertidas y sirvieron para fortalecerse y afirmar sus propias convicciones.

Ahora con 20 años cumplidos y una alegre vida universitaria tocando a su puerta, el peliblanco había tomado la decisión de irse a vivir junto a Oga y el pequeño Beel en su propio departamento cerca de sus respectivas escuelas, si bien aquello no era lo que tenía planeado en un inicio, si lo llenaba de una extraña alegría al recordar cómo se dieron las cosas.

Fue a inicios de la primavera, en su último año escolar. En los salones empezaban a circulas las hojas de vida con una de las preguntas más importantes de su corta vida, ¿Cuál es tu plan a futuro? Como era de esperarse, la mayoría de los estudiantes de St Ishiyama fueron fieles a sus pensamientos y optaron por dejar la escuela, algunos consiguieron trabajos sencillos y otros decidieron continuar creciendo en el bajo mundo con la finalidad de derrotar a l poderoso Oga en un futuro.

Uno de los casos más sorprendentes fue el de Aoi Kunieda, la chica en su momento compartió su deseo de convertirse en profesora y en un futuro casarse con un hombre que la amara. Hasta ese momento Furuichi no había sido consiente de como cambiaba su entorno, la duda y la incertidumbre empezaron a surgir, tenía en claro continuar con sus estudios, sin embargo, aún no sabía en que.

Su mirada plateada seguía de cerca a los estudiante pasar, las clases habían terminado y todos corrían deseosos de escapar de cualquier responsabilidad escolar, un tirón de su ropa lo saco de su transe, el brusco movimiento había sido provocado por un pequeño de Beel de ahora tres años que ya no necesitaba ser cargado tan constantemente, Oga estaba detrás del pequeño ya lo esperaba recargado en la puerta cargando ambas mochilas, su mirada tenía una ligera exasperación que prometía un día lleno de bromas si no se apresuraba.

Por un momento Furuichi se cabreo y soltó un defensivo - ¿Qué?

Estás tardando demasiado Baka-ichi - le respondió sin cambiar su postura.

No hay prisa, no tenemos nada más que hacer - le recordó rodando los ojos.

Claro que sí, prometiste invitarnos a comer hoy - soltó Oga mientras caminaba, Beel al escuchar aquellas palabras corrió dando brincos y coreaba el nombre de Furuichi, sabía que si el invitaba la comida e Hilda no estaba cerca tendría un delicioso doble postre asegurado, el peliblanco casi siempre cedía ante las solicitudes de ellos dos.

¿Yo prometí eso? No lo recuerdo - comento medio indignado, sabía que esto solo era un truco de Oga para sacarle comida gratis y no planeaba dejar que su cartera fuera completamente vaciada por cuarta vez en esa semana.

Lo hiciste - dijo con una burlona sonrisa de oreja a oreja, que solo él podía hacer con naturalidad.

¡Si! - Salto emocionado Beel en un intento por apoyar la idea de su padre y salirse con la suya - ¡Pastel¡¡Pastel¡¡Pastel ¡

Soltando un suspiro resignado, Furuichi acepto la idea, con Beel correteando tan alegremente recordó lo estricta que se había vuelto Hilda al restringirle los dulces, debido al voraz hambre del pequeño príncipe demonio, algo en lo que estaba de acuerdo, pero siempre seguía siendo más flexible que la rubia en ese tema - De acuerdo, iremos a comer, ¡pero que sea la última vez que me asignan promesas falsas!

Jajaja sigue soñando con eso ultimo - se carcajeo Oga, ganándose un golpe amistoso del contrario y un regaño sin verdadera severidad.

No les tomo mucho tiempo llegar a un pequeño restaurante familiar que conocía muy bien Furuichi, la dueña del lugar siempre le hacia un descuento ayudando un poco a su pobre economía y Beel siempre parecía encantado con los postres que preparaba el esposo de la amable mujer. La tarde siguió entre bromas y anécdotas de Beel sobre su última visita a sus padres en el infierno, al parecer la relación del rey demonio con su esposa estaba pasando por un momento de estancamiento, por lo que estaban sin llegar a buenos o malos términos.

Héroes ForasterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora