Han transcurrido muchos momentos y aún quedan muchos por vivir. Mi alma ha sido herida incontables veces, pero a pesar de ello, he persistido y he encontrado fuerzas donde parecía no haber. He seguido luchando y viviendo hasta que un día el golpe fue tan duro que me sentí sepultado vivo por la creencia de que ya no podía más. Muchos observaron cómo poco a poco me desvanecía, pero su apoyo fue ausente, nunca extendieron su mano para sostenerme.
El tiempo pasó y me encontré existiendo en un vacío emocional. Mi alma parecía haber desaparecido, pero mi cuerpo seguía adelante. A veces me enfrentaba al espejo y no encontraba nada en mi mirada, ningún destello de futuro, paz o esperanza. Sin embargo, el corazón de un guerrero nunca muere; no sé cuándo ni cómo, pero un día la esperanza y la fuerza comenzaron a resurgir en mí como un visitante constante, como el vecino que toca la puerta cada día. De repente, ya no temía; sabía lo que quería. Como el ave fénix, mi alma renació, recordandome que nunca había muerto, solo había estado descansando en el fuego, forjándome en algo mejor.
Así fue como nació aquel joven decidido, creativo y enfocado en conquistar el mundo. Aunque aún no lo ha logrado del todo, poco a poco avanza, porque mover una montaña requiere tiempo, esperanza, fe y fuerza, y todo eso ya lo poseo. Solo me falta mantener la consistencia, caer de vez en cuando, pero levantarme y sellar ese hoyo para no volver a caer. Quizás en el futuro deba renacer nuevamente, pero sé que seré aún mejor de lo que soy ahora.
Fueron numerosas las veces que me abandonaron, lo cual fue especialmente difícil para alguien como yo, que le teme al abandono. Sin embargo, ahora veo que fue lo mejor que pudo pasar, porque me di cuenta de que yo no era para ellos, y que ellos solo me consumían. Debo agradecer a cada uno de aquellos que me dieron la espalda cuando más los necesitaba, así como a esa persona que se reparó y sanó con mi energía y luego se marchó.
Cuando un ciego ve por primera vez, lo primero que hace es soltar el bastón que lo ayudo toda su vida, gracias a cada uno por enseñarme que no se puede ser el bastón de cualquiera y que al final entre las cosas buenas y malas, las malas son las que nunca se olvidan porque son las que te hacen más fuerte.
Todo esto valió la pena: las alegrías y las tristezas, los abandonos que me llevaron a encontrarme con algo mejor. Las experiencias negativas valieron la pena porque me trajeron demasiadas cosas positivas que nunca había imaginado. Entrando a una nueva etapa de mi vida, me enfrento a cada día con una renovada determinación y un sentido de propósito. Ya no permito que el miedo al abandono o a los obstáculos me detenga. He aprendido a valorar mi propio camino y a reconocer que mi fuerza y mi valía no dependen de la opinión o el apoyo de los demás. Ahora, cada desafío es una oportunidad para crecer y aprender. Cada caída es una oportunidad para levantarme más fuerte y más sabio.
Agradezco sinceramente a todas las personas que han formado parte de mi viaje, incluso aquellas que me abandonaron en momentos difíciles. Sus acciones me han enseñado lecciones valiosas y me han ayudado a forjar mi carácter.
Ahora, me encuentro en un lugar de paz interior y confianza en mí mismo. Sé que estoy preparado para enfrentar cualquier desafío que la vida me presente. Mi futuro está lleno de posibilidades y estoy emocionado por lo que está por venir.
Así que avanzó con determinación, con la certeza de que mi pasado no define mi futuro. Estoy listo para escribir el próximo capítulo de mi vida, lleno de autenticidad, pasión y éxito. Porque sé que, al final del día, soy el arquitecto de mi propio destino y estoy decidido a construir una vida que me llene de alegría y satisfacción.
Al llegar al final de este libro, me doy cuenta de su verdadero propósito: traer claridad a través de la oscuridad. He escrito estas páginas con la intención de conectar con aquellos que atraviesan una crisis existencial, para aquellos que se sienten solos en medio del dolor. Quiero recordarles que no están solos, que aunque cada sufrimiento sea único, el entendimiento y la comprensión son universales. Este libro es un recordatorio de que juntos podemos encontrar la luz incluso en los momentos más oscuros.
Moraleja final: Hablar de nuestro dolor, transforma lo que sufrimos. Hablar de lo que nos duele es observar, entender y resignificar lo que nos ha tocado vivir. Cada palabra expresada, libera el peso del silencio, es un suspiro de alivio, un abrazo invisible. El corazón encuentra consuelo en el eco de las palabras. Son un faro de luz, en el océano de la soledad. Cuando compartimos nuestras penas, encontramos comprensión, nos damos cuenta de que no estamos solos en esta travesía. La empatía de otros corazones es un bálsamo para nuestras heridas, y juntos tejemos una red de apoyo que nos sostiene. No importa cuán oscuro parezca el camino, las palabras nos guían hacia la esperanza y la sanación. Cada historia compartida es un paso hacia adelante, un recordatorio de que somos más fuertes de lo que imaginamos. Así que, nunca temas hablar de tu dolor, porque en esas palabras, encontrarás tu voz. Y en la voz, hallarás la fuerza para seguir adelante, iluminando el camino con la luz de la verdad y la amistad.
Con mucho amor y cariño, de parte de un escritor que también ha sufrido y ha luchado como un guerrero noble... Fin.
Wg
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Luces en la oscuridad: La historia de un alma en busca de sanación
PuisiEn la oscuridad en busca de la claridad, un proceso sin receso. Luces en la Oscuridad no solo es una historia de sanación personal, sino también un testimonio inspirador de la fuerza del espíritu humano para sobreponerse a la adversidad y encontrar...