Te odio, y no sabes cuánto.
Todos te aman, te ven como un ángel, como una princesita, hasta mí hijastra, quien yo veo como el ser más puro del mundo, te quiere, pero yo te odio.
Me amenazaste, golpeaste, gritaste, regañaste, me trataste de imbécil, te hiciste la víctima conmigo y, por si fuera poco, me propusiste olvidar todo y volver a presentarnos, así de fácil, aquí nada pasó, ¿No?
No sabes las ganas que tengo de golpearte, de matarte, aún si eso me hace perder al amor de mí vida o que me saquen de aquí, pero estás tan protegida que ni un pelo puedo tocarte.
La primera impresión nunca se olvida, es cierto, y el primer error de una persona tampoco.
El tuyo fue querer olvidar todo lo que pasó, disimular la cicatriz que me dejaste y aquí no pasó nada, tan simple como eso, ¿Verdad?, olvidarme de lo que me hiciste, de lo que dijiste y empezar de cero, ¡Acá nadie hizo nada!, ¡Acá no pasó nada!
¿En qué clase de mente estúpida entra eso?, ah, claro, en la tuya.
Te odio y te aborrezco, tu sola mención en una conversación me es suficiente para irme al carajo de ahí.
No importa que me digan de ti, que cosas bonitas hiciste, que realmente eres un ser de luz, me importa una mierda, yo me quedaré con la primera imagen que me diste de ti y con el primer error que cometiste.
No finjas conmigo que acá no pasó nada, cuando en tus manos terminó mí sangre y lágrimas, cuando con esas manos me golpeaste por mí incredulidad, ya no finjas conmigo.
Lo peor de esto es que no te afectará en lo más mínimo, porque tienes un montón de personas que te quieren e idolatran, personas que alaban tu belleza.
Eres capaz de aprovecharte de nuestro primer encuentro, sacarlo de contexto como intentaste hacerlo conmigo y acusarme para hacerte pasar por la víctima.
Ahora que lo pienso, ¿Me habrás intentado manipular en ese entonces?, eso haría que te odie más y, por consecuencia, te tenga más miedo.
Mí odio hacia ti realmente es algo insignificante para ti, no te importa en lo absoluto.
Ojalá algún día llegue el momento donde todos te vean como yo y, al estár sola, desamparada y sin nadie más, recurras a mí pues ya todo "estaba bien" entre nosotros, y será mí oportunidad para rechazar tu mano y hacerte tan mierda como yo quiera pues a nadie le importará.
Yo sé que en algún momento vendrás a mí por ayuda, pero que quede clara una cosa.
Te odio, y eso nunca cambiará.

ESTÁS LEYENDO
Un:c-uento de mí vida
RandomEs mí diario pero quería hacer el chiste en el título, lo siento.