Querido diario 3

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Quema, realmente quema.

Cada beso, cada tacto con sus labios, arde, arde tanto como presionar un cuchillo al rojo vivo contra la piel, contra el corazón.

Pero me gusta.

No es por masoquismo, no.

Es por el deseo de arder.

Que cada beso duela y arda tanto a tal punto que haga mí cuerpo prenderse en una hermosa llama de fuego, dónde quedaría totalmente hecho cenizas, dejándome llevar donde el viento quiera.

Solo por eso quiero más.

Más de sus besos.

Más besos que nunca serán míos, si no de todos.

Un:c-uento de mí vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora