셋 (set)

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Aquella tarde no había conseguido su beso. Becky había cambiado el tema y terminaron saliendo a la tienda por algunos dulces.

¡Pero no se iba a rendir! Como que se llamaba Sarocha Chankimha

Ahora mismo se encontraba en la biblioteca estudiando, más bien se trataba de Becky ayudando a Freen con algunos ejercicios.

—¡Es muy difícil, Becca! —se quejó de nuevo.

—Ay Freenky, no es tan complicado, además aquí estoy para explicarte— tranquilizó Becky con una sonrisa.

—¿Pero de que me va a servir aprender ecuaciones? —puchereó. —Rebecca Armstrong me dijo que no era necesario aprender matemáticas cuando existía la calculadora

Becky hizo una mueca.

—No sé si ese consejo sea muy bueno para ti—dijo.

—Ya no quiero estudiar más—se dejó caer sobre su cuaderno.

—¿Qué puedo hacer para que estudies? —preguntó la menor sin detenerse a pensar en sus palabras

Freen se levantó con una sonrisa pícara, un plan formándose en su cabecita.

—Dame un beso, nong

—¿Otra vez con eso? Phi, nosotras somos amigas y las amigas no se dan besos

La mencionada solo pensaba en lo terca que era Becky, pero había un detalle, ella lo era más

—¡Te pagaré trescientos bahts! —exclamó.

Una reprimenda vino de parte de la bibliotecaria debido al escándalo, la mayor se encogió en su sitio un poco avergonzada.

—Ya te lo dije, las personas no pagan por besos.

Sarocha la vio con confusión, peguntó lo que se hacia en su lugar para que su Becky pudiese aclarar su duda.

—Generalmente los roban—contestó simple.

¿Robar? A Freen le desagradaba la idea. Prefería pagar por ello. Robar estaba mal ¿cierto?

Te pago「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora