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HIMARI'S POV 📍
—Y-Yo solo quería decirte que eres muy l-linda.— Fue lo que me dijo el rubio muy penoso.
OWW.
— ¡MUCHAS GRACIAS!.— Dije feliz.
Es realmente adorable ෆ!.
—Etto... ¿Puedo comer contigo?.— Junto sus dedos índices muy sonrojado.
—¡Hai! Siéntate.— Accedí felíz.
— ¡Gracias Dattebayo!.— Se sentó enfrente mío muy animado.
Reí un poco por su actitud para después seguir comiendo, pero pare al escuchar el ruido del estómago del rubio.
— Etto, ¿no piensas comer?.— Hablé extrañada con los cachetes hinchados por la comida acumulada.
— Pues... No traje comida.— Solto avergonzado rascándose la nuca.
Yo solté un chillido de sorpresa.
—¿¡COMO SE TE PUDO OLVIDAR TRAER ALGO PARA COMER?!.- Saque rápidamente de mi bolso otro bento (que tenía pensado comérmelo después) para dárselo al rubio.
— ¡Gracias! ¡Estaba seguro que moriría de hambre!.— Agarro el bento feliz para empezar a comerlo.
Reí más no dije nada y comimos en silencio, aunque varias veces el chico soltaba comentarios graciosos haciéndome reír.
Cuando terminamos de comer nos levantamos y nos despedimos, no sin antes preguntarle su nombre, yo me dirigí al salón ya que íbamos a conocer a nuestros senseis.
- ¡Por fin llegas! creí que te habías caído por ahí.- Dramatizó Rose a mi lado.
- ¡Si! Creí que ya me habías cambiado por el rubio idiota.- Keigo se abrazo a mi brazo lloriqueando.
— No podría aunque me caiga bien.— Sobe su cabeza riéndome.
Estuvimos un tiempo esperando a nuestro sensei, no nos dimos cuenta pero ahora solamente éramos el equipo siete y nosotros.
— ¡Aggh! ¡¿Porque se tarda tanto?!.— Gruño Rose dejando caer su cabeza en en la mesa.
— ¡Oye! Quieres dejar de molestar.— Le hablo Sakura fastidiada por los gritos.
— ¡Tu cállate Tabluno!.— Le devolvió el grito Rose.
— ¿¡Tabluno!? ¡Sasuke-kun defiendeme!.— Chillo agarrando el brazo del chico emo que estaba a su lado.
Pero este ni siquiera la miro.
— ¡Ja! ¡Ni tu Sasuke-kun te quiere, tonta!.— Se burlo de su prima.
— Basta Rose-chan.— Hice un puchero mirándola, ella me miró con reproche y rio.
Ambas iban a seguir peleando hasta que escucharon la puerta abrirse.
