La voz y Lia.

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Mientras ella se desnudaba y se encontraba dispuesta a entregarle todo por amor, en la intensidad de un beso extremadamente apasionado donde la razón no tenía voz, mientras los nervios le malcomían el alma, él para, se aleja, y la ve, y con una respiración agitada le pregunta: "¿Estás segura?", como pidiéndole permiso a ella para quedarse para siempre. Ella, tan frágil y tan decidida, le responde con una voz firme pero temerosa:
- Jamás estuve tan segura de nada como lo estoy de ti.
Mientras, a lo lejos, una voz solloza, ¿esperen, quién está llorando?
- L: Soy yo (dice entre lágrimas).
Ah, sí, es cierto, esta historia no se trata de estos dos, es sobre ella.
Despeinada, demacrada, con los ojos hinchados de tanto llorar, un pijama que encontró en el tianguis y una voz peculiar, sentada en su cama con las piernas cruzadas, un pañuelo en su mano y un aspecto de no haberse levantado de ahí todo el día. Ella es Lia.
Lia es, no sé cómo explicarlo, una chica intrépida pero indecisa, un poco extrovertida y a la vez muy cohibida, es graciosa y fastidiosa. Lia es una incógnita, Lia es todo y nada a la vez. Un día puede estar derrotada, fastidiada, agobiada y con ganas de no ver absolutamente a nadie, y ese mismo día en la noche puede estar en una discoteca rodeada de sus amigos más cercanos gritando que es el mejor puto día de su vida y no se debe al alcohol porque a Lia no le gusta. En fin, Lia es fascinante pero también es un desastre.
- Lia: Oye, podrías dejar de hablar de mí, estoy aquí.
La Voz: Lo sé.
- Lia: Bueno, la voz no se equivoca, yo soy Lia, y no tengo ni idea de qué decir.
La Voz: ¿Por qué no me sorprende?
- Lia: Ignora, si actúas como si no estuviera, quizá un día se canse y desaparezca.

- Lía: Realmente no sé cómo empezar, pero creo que debo presentarme, antes que nada.
Hola, yo soy Lia y sobrevivo escribiendo sobre todo lo que me hizo, me hace y me hará daño. Y como no sé cómo más presentarme lo haré de la única forma que puedo hacerlo, voy a mostrarles uno de mis escritos más íntimos, espero que les guste.
Lo titulé:
"YO SOY O QUIEN QUIERO SER".
Soy un punto neutro, un punto muerto.
Soy la delicada línea entre la guerra y la paz, eso que separa al orgullo de la dignidad.
Soy el paso entre el odio y el amor.
Soy aquello que te puede alegrar la vida o joderte la existencia.
Soy quien soy, por quien quiero ser.
Soy una sonrisa en la niebla y la niebla si no quiero que me veas caer.
Soy como la luz en tu camino que se apaga cuando el sendero es lo suficientemente claro o simplemente cuando me canse.
Soy el yin y el yang, soy todo lo que quieras ver y todo lo que no te atrevas a reconocer.
Soy todo y nadie a la vez, pero eso depende de los ojos que me quieras ver.
- Lia: Es difícil explicar quién soy y hacia dónde voy si no lo tengo claro.
La Voz: ¿Es real todo eso que dices? Con razón lloras viendo películas para adolescentes ochenteras. Lo más triste de todo es que vives deseando tu momento, pero huyes cada vez que tienes la oportunidad.
- Lia: Odio cada vez que hablas.
La Voz: Tú y yo sabemos que no has dicho mucho. Carajo, Lia, ¿dónde quedó la intimidad en ese "escrito"? Siempre es lo mismo contigo, siempre divagando, siempre evadiendo la realidad. Es realmente decepcionante que no te canses, Lia.
- Lia: ¿Qué quieres que diga? No sé cómo contarles mi historia.
La Voz: ¡Por algo tienes que empezar! ¿No?
- Lia: ¿Por dónde empiezo? Podría contarles muchas cosas sobre mí, como que me encanta la sopa de gallina los domingos en casa de la...
La Voz: Por favor, Lia, esfuérzate, aunque sea un poco.
- Lia: ¿Qué diablos quieres? ¡Que les diga cómo me abandonaron y por qué el "pronto regresaré" nunca tendrá ningún puto sentido para mi!
- Aaah, no, ya sé, mejor empezar por casa que no sabían más que corregir con golpes, que mi casa era un centro de batalla y estallaban bombas de gritos en cualquier lugar.
- ¡Oh, quizá no! Quizá debería contarles de cuando la única persona que era mi lugar seguro, un día también decidió irse, que nadie en la puta vida se preguntó o se detuvo a pensar en lo que yo quería o en lo que yo podía sentir. (Silencio incómodo) ...
- Lia: No sé cuál de todas esas ideas te parecería mejor.
Dice con una voz triste y en un intento de no sumergirse en su pena añade con un poco de sarcasmo:
- Lia: Ya puedes estar contento.
La Voz: ¿Por qué lo estaría?
- Lia: Me hiciste quedar como una tonta.
La Voz: Eso no fue culpa mía, Lia, lo sabes bien, realmente pienso que fue un mal necesario. Y aun así, no quiero comenzar por ahí.
- Lia: Estoy harta, sabes que no me gusta hablar de ese tema.
La Voz: Deja la inmadurez a un lado, si esto va a funcionar, esa será la única manera.
- Lia: ¿No te cansas de fastidiarme la existencia?
La Voz: Realmente creo que no.
- Lia: Eres una tortura, pero si las cosas serán así, entonces comienza tú.
La Voz: ¿Y qué esperabas? ¿Comenzar tú? Jaja, ni loco dejo que lo hagas.
- Lia: Ya basta, comienza.
La Voz: Será todo un placer, Lia.

La voz de Lía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora