Sangre

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Después de haber perdido a toda mi familia en un incendio hace un par de años, los perdí a todos; toda mi familia había perecido, todos... exceptuando a mi hijo menor Erick que tenía 8 años en ese entonces. Actualmente, mi hijo y yo en el intento de seguir adelante y recobrar la felicidad en nuestras vidas, decidimos hacer una salida con un amigo y su esposa a un parque de diversiones en mi coche en el centro de la ciudad, cuando de repente hubo un temblor que duro unos cuantos segundos pero su intensidad fue lo que en verdad no alarmo, nos detuvimos instintivamente nos asomamos por las ventanas y nos dimos cuenta que el cielo irradiaba una deslumbrante luz, mi amigo salió a ver que era, quedo boquiabierto, se quedó parado viendo al cielo "sal y mira esto" dijo sin despegar la vista al cielo, "quédate aquí" dije a mi hijo mientras yo salía a ver qué era lo que sucedía, lo que vi me dejo anonadado. Un ser divino e indescriptible descendió del cielo, ¡un ángel!- ¡soy el arcángel Miguel! - tenía un aspecto humano pero al mismo tiempo no lo parecía, su divinidad se hacía notar por más que sea ocultada, tenía una espléndida armadura de oro, una gran espada envainada, una melena rubia y un par de alas blancas que pareciese que solo con batirlas una vez provocaría tornados "el cielo ha decidido que su raza ha dejado de ser merecedora de la viva en este planeta. Así que oficialmente el fin de su especie ha comenzado" desenvaino su espada dejándola caer en la tierra, en el instante en el que la espada se incrustó en el suelo, una gran sacudida levanto una densa polvacera, cuando el ambiente volvió a la normalidad la gente pudo notar que varias personas había desaparecido, entre ellos mi amigo que era muy religioso y su esposa que era lo contrario, era atea, conocida en el barrio por lo zorra que era con los vecinos a espaldas de su esposo, por no decir más cosas desagradables; todos ellos desaparecieron como si hubiesen sido humo " ¡aquellas personas que desaparecieron fueron llevadas junto al señor ya que a lo largo de su vida han demostrado fidelidad a su señor, comparado con ustedes que son nada más que escoria!" grito el arcángel mientras retornaba al cielo "...casi lo olvido, prepárense para su fin ya que se les viene los 5 jinetes del apocalipsis, también, así como hay gente que va al cielo, y gente que se queda en el infierno, también están las que no merecen absolutamente nada, y aquí les dejo sus restos junto con sus almas destrozadas". Había empezado un aguacero de tono rojizo, restos humanos empezaron a caer del cielo "¡tápate los ojos Erick!" grité mientras entraba de golpe al auto y aceleré lo más que pude intentando salir de aquella espeluznante llovizna, en el intento de escape pude distinguir de entre los restos y la sangre, un reloj, el mismo que llevaba la esposa de mi amigo el momento que desapareció. "y ahora que será de nosotros" "estamos condenados" "todos moriremos" se escuchaba por todos lados, gritos sin cesar intentando escapar de aquel suceso, todos sabían que iban a morir, su desesperación era indescriptible, la tierra se convirtió en nuestro infierno, con el corazón latiendo a mil por hora regresamos a casa que se encontraba lejos de la central, y la lluvia era mínima ni se sentía por allí, al llegar tape con una sábana a mi hijo con los ojos aun cerrados, lo lleve a dentro de la casa me fui a duchar y cambiar para que Erick no me viese así luego regrese a la sala y le dije que podía abrir los ojos de nuevo.

- ¿Qué nos pasara a nosotros papá? - dijo mi hijo un poco asustado, después de todo a pesar de no haber visto nada, pudo escucharlo.

-Nada hijo estaremos bien, todo se arreglará

-Pero y ¿y el tío Fred y la señora Lola dónde están?

-Ellos están bien hijo, todo estará bien lo prometo- dije poniendo mi mano en su cabeza dando una sonrisa de confianza para que deje de temer. Maldita sea, si tan solo hubiese podido cumplir mi promesa. Desde la llegada del arcángel, las lluvias de sangre suplantaron aquellas hermosas aguas que caían del cielo haciendo que el agua empiece a escasear y como si fuese poco las cosas se pusieron peor para la gente, con grandes catástrofes que al final de ella se deslumbraba en el cielo un gran jinete observando lo que había hecho.

Primero, gran parte de las personas no creyentes o de religiones distintas, enloquecieron y empezaban a atacar a la gente para después suicidarse, eso fue obra del jinete del caballo blanco. Fue un panorama muy escalofriante, hasta traumante, ver cómo la gente se botaba a las autopistas, desde los edificios, así como si nada, sin titubeo alguno.

Después de eso muchos de los alimentos se descompusieron de la noche a la mañana, muy poca comida se salvó, así que hubo una gran escases de comida, fue una etapa muy grotesca, hubo conflictos, asaltos, muertes, solo por conseguir algo para comer, eso fue provocado por el jinete del caballo negro, pero el infierno apenas comenzaba. En aquellas catástrofes se había perdido a casi un 47% de la población mundial sin contar el que fue llevada al cielo, después de la hambruna llegaron los males, pestes que nunca antes se habían registrados, enfermedades sin cura, epidemias, un 20% de la humanidad pereció por aquellas enfermedades venidas de otro mundo, gracias al jinete del caballo pálido.

Mi hijo y yo sobrevivimos a todo ello, nos alejamos de la civilización y nos mudamos a la casa de mi amigo en el campo para evitar los conflictos en el que se encontraban los lugares bien poblados, esa casa parecía una iglesia tenia de todo, cruces, agua bendita, biblias, etc. Si que era religioso el muy desgraciado, vivimos de algunos cultivos que de vez en cuando regábamos con agua bendita para que no le afecte la peste de los jinetes. En cuanto a las enfermedades a nosotros no nos afectó debido al lugar en el que nos encontrábamos, se podría decir que era una especie de fortaleza bendita, me mantenía informado de los acontecimientos en las ciudades por medio de la radio y la tv, el gobierno había perdido gran parte de su autoridad, todo el mundo estaba por su cuenta, hasta los policías se encontraban robando para sobrevivir ellos y sus familias. "Papá crees que esto termine pronto, quiero comer dulces como antes, quiero jugar con niños de mi edad como antes, incluso quiero ir a la escuela como antes" dijo mi hijo jalando mi camiseta para llamar mi atención mientras veía las noticias.

-Descuida Erick, muy pronto todo mejorara- dije poniendo mi mano en su cabeza para acariciarlo esperando darle esperanzas, las cuales yo ya había perdido, mi única razón para seguir adelante era mi hijo, él era y es todo para mí- pero, ¡cuántas veces te he dicho que no vengas acá cuando estoy viendo las noticias!

"¡lo siento!" y se fue corriendo nuevamente a su cuarto. Después de las noticias, me quede sentado en el sofá, pensando, ya han venido 3 de los 5 jinetes, me he puesto a leer la biblia, a ver si podía encontrar información de dichos jinetes y ya se cómo será el siguiente jinete, el jinete de la guerra, montado en el caballo rojo, pero lo que me deja muy pensativo es el otro, el quinto jinete no se encontraba en la biblia, no decía nada sobre él. Ni bien nos recuperábamos de los jinetes anteriores, y ya nos atacaba el siguiente, y este no seria la excepción el jinete del caballo rojo había llegado, pero no como los otros que se quedaban viendo desde el cielo como el mundo se consumía, este al igual que el arcángel se presentó frente a todos los sobrevivientes "yo seré su perdición, no será necesario que llegue el ultimo jinete, han vivido en conflictos entre ustedes, incluso ahora que se encuentran al borde de la extinción , buscan el interés personal en vez de trabajar juntos en comunidad. Así que si tanto les gusta pelear entre ustedes aquí tienen, ¡este será su fin!" la tierra y el cielo se abrieron, de la tierra salieron personas muy mal tratadas, jorobados y con ropas andrajosas apenas y se podían mover "sirvan de algo para su creador viles rastreros" grito el jinete, y como si eso los hubiese reanimado, cambiaron su postura y algunos empezaron a mostrar una musculatura sobrehumana. Del cielo cayeron más personas, pero estas diferentes, estaban bien vestidos parecían ángeles, pero no tenían alas ni mucho más, eran humanos "así como sirvieron antes del apocalipsis, ahora también servirán a su señor todo poderoso y serán recompensados por la eternidad" desenvainaron unas espadas, y dieron un gran grito de guerra.

Una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora