Desde que empezó la primera oleada, ya a pasado un año, las guerras entre países crearon crisis mayores a la que provocaban las oleadas... pero hubo un punto en que ni si quiera las guerras se podían mantener.. cada país empezó a tener su conflicto interno, las ciudades eran un caos total, sigo agradeciendo haber sabido de la casa de mi amigo, el me había traído una vez hace mucho para digerir varios asuntos que conflictuaban en mi... Todo estaba bien hasta que la guerra empezó, no entre nosotros no contras los países vecinos... sino contra el cielo y el infierno. La tierra y el cielo se abrió en todo el mundo y de allí emergieron seres que parecían humanos, los de la tierra... estaban desfigurados y con una musculatura que parecía que explotarían en cualquier momento, y los del cielo, era gente con esplendida armadura y alas encantadoras.
Desde ese momento se inició una gran guerra, los condenados contra los no condenados, el gobierno recobro fuerza y organizo sus ejércitos para los combates, enlistando a toda persona en condiciones de combatir mayor de 16 años, como era de esperar fui llamado para ir a la guerra, decidí dejar a mi hijo de ya 11 años en la casa del campo porque sabía q estaría mejor allí. Después de una dolorosa despedida me fui al combate. "! promete que volverás a casa papá!" grito mi hijo mientras me iba en el coche militar que me vino a buscar "si hijo lo prometo, y te traeré muchos dulces" le dije extendiendo mi mano con el pulgar arriba y guiñando un ojo, el solo se puso a llorar agitando la mano lo más alto posible.
El campo de batalla era una verdadera masacre, disparos por todas partes, los provenientes de la tierra precian zombis, inmunes al dolor, su único propósito es destrozarnos, se morían después de múltiples disparos, en cuanto a los provenientes del cielo, ellos eran como nosotros, con intelecto y estrategias de combate, no atacaban así porque si, sentían dolor, pero con esas armaduras impenetrables era difícil hacerles daño, y esas espadas que con solo batirlas provocaba un viento cortante. Aquella aniquilación duro más de 2 años, casi pierdo el brazo en una ocasión, cuando un prov. del cielo se había infiltrado entre las trincheras, saco su espada y provoco una ventisca que acabo con varios de los hombres en el lugar, pero tome uno de los sodados que se encontraba a lado mí y lo puse en frente de mí para no ser asesinado, tenía que hacer lo que sea con tal de regresar a salvo junto a mi hijo, mi única herida fue una que tuve en el brazo por no ocultarlo del todo. Los prov. de la tierra parecían bestia sedientas de sangre cuando corrían a toda velocidad a nuestras trincheras y envestían con brusquedad a los soldados para después despedazarlos en el suelo. Un día nuestro batallón fue emboscado por un gran grupo de prov. del cielo y la tierra, ahí tuve un encuentro muy nostálgico que me desconcentro mucho, pude ver a la esposa de mi amigo convertida en algo horrible, estaba encorvada con la piel maltratada y oscura, una musculatura paranormal, y su boca llena de sangre; ella me vio y se acercó a toda velocidad hacia mí, con desesperación jalé el gatillo hasta ver que ella cayera al suelo, y sin antes digerir lo que había ocurrido, de la nada asomo mi mejor amigo, pero el se encontraba en perfecto estado, tenia una armadura y espada, el lógicamente había ido al cielo. "gente como tú no merecía vivir" dijo con la mirada directamente en su esposa desangrada, después me regreso la mirada, una mirada serena pero llena de odio "¿por qué lo hiciste?".
-Hermano, no... es que... sabes en la situación que estamos aquí- dije tartamudeando y poniendo mis manos como escudo.
-Sabes a que no me refiero a esto, ¿Por qué hiciste aquello hace 5 años?- me interrumpió con serenidad. Quede congelado al escuchar lo que dijo.
-No... no sabia que estaban allí, solo quería que ella pagara, no quería hacerle daño a nadie más, no era mi intención.
-Pero igual lo hiciste así que abstente a las consecuencias. Aquellas pesadillas que te atormentan todas las noches, a ese niño que crías para intentar limpiar tu conciencia, pero a la vez es un recuerdo de tus amados y de tu irreversible pecado!
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Una vida
Fantasíalos humanos han abusado demasiado de la misericordia de Dios, y este cansado de todo decide acabar con ellos, no sin antes darles oportunidades de redimirse