Capitulo 55

295 15 5
                                    

Miramos todo el anochecer, la ciudad está sumamente iluminada, todo se siente muy bonito, el me tiene abrazada y sus brazos grandes rodean todo mi cuerpo, el silencio es muy persistente y el aire hace que mi pelo se mueva un poco, el me da un beso en mi mejilla y todo se siente tan en paz, una felicidad inmensa.
—Te amo Teresa. Sonrío ante lo que dice y acaricio su mano que está rodeando mi cuerpo. —Yo también amor.

Ambos nos subimos en el automóvil, y apenas estamos dentro, su mano se desliza con delicadeza por mi nuca, atrayéndome hacia él en un beso apasionado. No puedo evitar corresponderle con la misma intensidad, sintiendo cómo mi corazón se acelera con cada roce de sus labios. Entre susurros y caricias, me atrevo a jugar con su corbata, sintiendo su suave textura entre mis dedos mientras una sonrisa se forma en sus labios. Él responde jalando suavemente uno de mis labios, intensificando el calor que se desata entre nosotros.

Con un gesto decidido, cierra las ventanas y enciende el aire acondicionado, aliviando la calor que está en mi cuerpo. Un suspiro de alivio escapa de mis labios mientras me acomodo en su regazo, buscando su cercanía con un deseo creciente. Nuestro beso se prolonga, ahora cargado de un ardor aún más intenso, mientras sus manos exploran mi cadera con una pasión avivada por el momento.

En ese instante, un palpitar frenético se apodera de mí, avivando el deseo de entregarme por completo a él. Los latidos de nuestros corazones parecen fusionarse en un ritmo único, resonando en el interior del auto como una melodía embriagadora. Sus manos descienden con determinación hasta mi trasero, apretándolo con firmeza y provocando un estremecimiento placentero en todo mi ser. La sensación de su cercanía, junto con la certeza de su deseo, me hace sonreír con una mezcla de excitación y complicidad. Siento su paquete y él me aprieta más para que lo sienta bien lo que me hace comenzar a reír.

—Aquí no Arturo. mi voz sale en un susurro, teñida de nerviosismo.

—Aquí sí. Me susurra el. —Ya lo hemos echo dentro del carro. Añade.

—Sí, pero en el estacionamiento. Aquí es una zona pública, me pone nerviosa, confieso, tratando de contener mis nervios.

—Shhh, tranquila, me tranquiliza con otro susurro mientras me besa, y con cada beso que me regala, siento que el deseo se intensifica. Sus manos se deslizan bajo mi vestido, explorando cada centímetro de mi piel, y un escalofrío recorre mi cuerpo ante su tacto. Cuando su boca encuentra la mía, succiona mi labio inferior con una pasión ardiente, mientras una de sus manos se aventura más abajo, jalando mi tanga con una determinación que la rompe.

"¡Arturooo!", dejo escapar un susurro mezclado con risas mientras intento contener mi excitación.

Él suelta una risita traviesa en mis labios, alimentando aún más la chispa entre nosotros, antes de volver a besarme. Su lengua explora cada rincón de mi boca, desatando una vorágine de sensaciones que me dejan sin aliento.

Sus besos bajan a mi cuello mientras mis manos navegan por sus cabello rubio, muerdo mi labio inferior al sentir como besa mi cuello.

Pov Arturo

Con delicadeza, guardo su tanga en mi bolsillo, un gesto que parece desatar una sonrisa juguetona en ella. Recibo su palmadita en el pecho con una expresión de complicidad, antes de dejarme llevar por la pasión que nos consume. Mis labios buscan los suyos con avidez, y pronto nos vemos inmersos en un torbellino de besos que parecen ahogar cualquier otro sonido, excepto el suave zumbido del aire acondicionado del auto.

Mis manos, ávidas de explorarla, encuentran sus senos y los acarician con intensidad, provocando gemidos de placer que se entrelazan con el sonido de nuestros besos. Los chupo y beso con fervor, entregándome por completo al placer de sensaciones que nos envuelve. Ella, con las manos enredadas en mi cabello, se entrega al placer que le proporciono, dejando escapar sus suspiros de éxtasis entre gemidos y susurros.

Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora