Esta es la segunda parte de la trilogía "Dioses Destinados". Si no has leído la primera, puedes encontrarla en mi perfil como "LUNA (Trilogía Dioses Destinados #1)".
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LUNA.
El resplandor de la fogosa luz blanca me aniquila los ojos a medida que abro los párpados con lentitud, logrando que se me haga imposible abrirlos por completo. Llevaba alrededor de dos horas con la cosa esa en la cabeza.
Tardo unos largos segundos en poder enfocar la vista en algún punto y cuando lo hago, lo primero que veo es un señor con el pelo totalmente blanco, pero no como el mío, sino por las canas.
Miro a todos lados, algo alterada. Pero me tranquilizo cuando veo a Elías a mi lado.
Estamos en un lugar excesivamente blanco y sin ventanas, luce como una de esas salas de investigación que se ven en las películas. Hay varias personas alrededor en cubículos, pero ninguno levanta la vista, parecen estar muy concentrados en lo que hacen.
Elías se da cuenta de mi nerviosismo y toma mi mano. Es entonces cuando me doy cuenta de que estaba temblando y agradezco que lo haga.
El hombre de ojos oscuros situado frente a mí fija la mirada en nuestras manos entrelazadas, sus cejas alzándose en consecuencia.
—El informe decía que estabas con el hijo de Joseph Blackwood.
Separo nuestras manos por inercia.
¿Informe?, ¿conoce a los Blackwood?
—Es su seguridad personal, señor Heisenberg —explica el general.
Así que este es el tal Graham...
Lo miro con curiosidad, no siento que tengamos algún parecido físico.
Me observa detenidamente, como si estuviera analizándome a detalle y luego me sostiene la mirada.
—Eres igual a ella. —Su voz es neutra, por lo que no sé qué siente al decirlo.
Asumo que se refiere a Lucero.
Yo por mi parte permanezco en silencio, en realidad no sabría qué decir, esto es muy extraño.
—Disculpa mi falta de tacto —se excusa—, mi nombre es Graham Heisenberg, pienso que ya debes tener una idea de quién soy.
—¿Por qué estoy aquí? —pregunto.
—Me dijo Henry que tú misma tomaste la decisión, finalmente.
—Me refiero a por qué ahora, llevo veinticinco años pensando que estaba muerto y de la nada dos personas me dicen que quiere conocerme.
