auras.

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Al parecer, existen diferentes tipos de auras y cada una responde a diferentes aspectos de la energía. Hay auras que refieren al cuerpo humano, otras que refieren a la experiencia humana. En la lectura de las auras hay muchos conceptos que se deben tener en cuenta como la vitalidad, la trascendencia, la inteligencia, la salud. Hay aura espiritual, emocional, mental, incluso kármica y astral. <<¿Cómo los signos?>>

"No, una cosa es la astrología, y otra cosa son las auras." Le explicó Chiara.
"¿Y no se pueden mezclar?" Preguntó Violeta.
Chiara se encogió de hombros e hizo un puchero con sus labios. Ese famoso gesto que hace cuando no sabe algo, cuando no está segura de lo que piensa u opina, cuando escapa de preguntas incomodas. "Imagino que sí..." Sin embargo, opinó.

Hoy no era lunes, era sábado, y no habían salido de la clase de Historia Europea, pero sí estaban en el parque de siempre, más habitado de lo normal, pero aún así el colosal sauce con su hogareña sombra siempre guardaba lugar para ellas. La guarida, el refugio, y el calor de pleno otoño. Los colores parecían más oscuros. El césped simulaba un verde abeto y los árboles comenzaban a teñir sus hojas de amarillo y naranja, colores muy similares al aura de Violeta. Según Chiara.

"¿Cuál de todas?" Preguntó Violeta, recordando la amplia cantidad de tipos de auras que Chiara recién le había comentado.

Chiara sonrió, releyendo su cuaderno. "Por ahora, solo nos adentraremos en la emocional..." respondió dulcemente. "Para saber de las otras debo estudiar más."

Violeta asintió, mirando hacia un costado. "¿Cómo me siento, entonces?" La retó en tanto sus ojos se encontraron nuevamente. La mirada de Chiara era más profunda e intensa que de normal, podía observar cómo sus pupilas se dilataban cada tanto, como si estuviera enfocando el foco de alguna Nikon antigua, como haciendo zoom a la fotografía que sus irises sacaban cada vez que parpadeaba. Shot.

Chiara tardó un largo tiempo hasta responder, aprovechando cada mili-segundo de inspección. No eran muchas las excusas que tenía para ojear a Violeta de esta manera, incluso quizá no había excusas existentes. Pero como un pintor que analiza y sobre-analiza a su musa, su escrutinio tomaba sentido cada vez que encontraba un detalle más en el rostro de Violeta. No la avergonzaba para nada, incluso estaba orgullosa de que cuanto más la examinaba, mejor podría retratar a la pelirroja perfectamente si en este momento tuviera a) los elementos necesarios para pintar, b) las habilidades necesarias para pintar.

Su cabello cobrizo brillaba, suelto y salvaje como su corazón latiendo desaforado al sostener esa intensa mirada.

1. Tiene un lunar en su mejilla derecha, pero casi ni se ve.
2. Sus ojos son un marrón café, y cuando me mira sus pupilas se dilatan.
3. A veces algo llama su atención y mira hacia un costado, y entonces observo su nariz que es respingada, pero tiene la punta redondita. Nota aparte: es hermosa.
4. Lo que más llama la atención de su rostro son sus labios, porque son grandes, rosas y carnosos, y te invitan a probarlos, invitan a los míos, atraen, quiero morderlos, quiero besarla.
5. Tiene pómulos muy refinados, y cuando se ríe, aparece un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha. Es mi nueva cosa favorita.
Ese oyuelo.

"Estás feliz." Musitó Chiara. "Estás alegre con la mente activa y positiva."

Violeta carcajeó. "Tienes talento, deberías dedicarte a esto."

Un poco en chiste, un poco en verdad. Pero al fin y al cabo Chiara tenía razón. Por supuesto que estaba feliz, siempre estaba feliz y alegre y con la mente positiva si ella estaba a su lado. No debería haber alguna ciencia o pseudociencia que lo explique, era lógica pura para Violeta. Cuelga de una relación causal. Chiara está a su lado = Violeta está feliz.

"¿La puedo cambiar?" Escuchó a Chiara susurrar.
"¿A mí aura?" Preguntó Violeta confusa.
"Sí..."

Violeta asintió y después Chiara le pidió que cerrara sus ojos, y empezó a susurrar con su dulce voz una suave meditación. Le pidió que prestara atención a su voz, y que luego escuchara el sonido del agua del lago chocar contra el viento, y después le dijo que imaginara el sauce, que el soplar del universo movía sus hojas, que era el atardecer, por lo tanto no hacía tanto frío pero tampoco hacía mucho calor. Y Violeta se dejó llevar por esa tranquilidad, esa paz que había sentido pocas veces en su vida. Recordó aquella vez que luego de estudiar para otro examen, Chiara se quedó a dormir en su departamento, y que entonces su habitación jamás se había visto tan hermosa. Sonrió al recordar que debía empujarla contra la pared para que ambas entraran en su cama de una plaza, pero que una dormida Chiara abrió sus brazos y la invitó a acoplarse a su cuerpo, entonces habían centímetros de colchón que sobraban. Y que su almohada era la más suave piel que jamás había tocado, y que en el silencio de la noche escuchaba los más tiernos ronquidos cómo una canción de cuna para sus oídos.

"Ahora es azul..." dijo Chiara tan suave como la brisa del viento. "Estás tranquila, en paz..."
"Mhm," acordó Violeta, con sus ojos todavía cerrados. Un fuerte suspiro escapó de sus pulmones casi como diciendo << por fin, tranquilidad >>.

Pero cuando unos suaves labios se presionan contra su mejilla, su corazón enloquece, y por pura y dura inercia sus manos se sitúan en la cintura de la dueña de esos besos, apretando fuerte, buscando realidad en ese agarre. Porque podría ser un sueño, porque podría estar delirando y Chiara podría ser la mejor ilusionista del país, del planeta, del mundo, porque solo con unas simples palabras podría hacer que su universo sea el más habitable del mundo, en donde sus labios chocan con su piel y sus manos recorren su cuerpo. Pero este no era el caso.

Porque cuando esos mismos labios le besan la comisura de los suyos, entonces no había posibilidad alguna de que esto fuera una ilusión. De que esto no fuera verdad. Y sonríe, sonríe disfrutando los besos más tiernos que le habrían regalado a su cuerpo y entonces Chiara besa su barbilla, y sus manos sostienen su rostro, y las de Violeta la aprietan fuerte mientras deja ir algunas risas.

Y Chiara no puede contener su deseo e impulso de besar esa risa, esa sonrisa. Sus pulgares acarician pómulos sonrojados, y siente a Violeta responder su beso mientras la abraza fuertemente, haciendo que Chiara tropiece con sus rodillas, hasta acabar sentada en su regazo. Sus cuerpos se abrazan fuertemente, como si hubieran esperado este momento toda su vida. Como si en otra vida, en alguna creencia de las que Chiara es fanática, ellas ya se hubieran besado millones de veces, entonces sus cuerpos encajaban naturalmente. Como si estuvieran hechas una para la otra. Y el beso sigue, y en el medio hay risas, suspiros, y picos. Y cuando se aleja, Chiara ve rosa, ve muchísimo color rosa y sonríe.

"No me digas que ahora está rosa..." se burló Violeta, con los ojos aún cerrados.
Chiara asintió, y en lugar de palabras su respuesta fue otro beso. Y otro beso. Y otro beso.

superstición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora